Amor a primer tamal

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Yo estaba haciendo mi rutina de todas las noches donde la familia Kim cenaba deliciosos tamales, en ocasiones especiales como hoy. Ellos si que sabían elegir tamales.

Cuando las luces se apagaron, supe que era mi momento más esperado del día, volé hacia la ventana de la cocina encontrando un plato con un pedazo considerablemente grande para mi estómago.
Mi emoción fue tan grande que no me percaté de que a unos metros se encontraba otra mosca con el mismo objetivo que yo; comer el tamal.

A medida que me iba acercando pude notar sus ojos llenos de emoción por ver comida, al parecer así me veía yo.
Cuando llegué al plato no dude ni un segundo en reclamar lo que era mío, después de todo yo tenía tiempo haciendo esto y nunca había visto a esa mosca.

—¿Quién eres tú y qué haces aquí?—exclamé llamando la atención de la mosca.

—Creo que es obvia la respuesta, ambos tenemos hambre y queremos comer este tamal—dijo con ironía acercándose cada vez más a mi comida.

—Pues creo que tendrás que ir a otro lugar, este es mi lugar para comer, consíguete el tuyo.

—Pero...—estaba apunto de contradecirme, pero yo obviamente no lo dejé.

—Ya te dije, es mi lugar para comer, no puedes llegar a quitármelo así.—le dije un poco irritado, esto de pelearte por un tamal es cansado.

Y antes de que pudiera responder moví mis alas alrededor de sus ojos haciendo que se alejara de mi tamal.

—¡¿Qué te pasa?!—exclamó moviendo sus pequeñas patas de mosca.

—Estoy defendiendo lo que es mío, ahora largo.—lo empujé con toda la fuerza que poseía logrando así que quedara sentado en un frutero.

Cuando vi que no hubo objeción de su parte proseguí a comer mi tamal, siempre agradecía por lo descuidados que eran los Kim dejando su comida al aire libre.
Después de una amena comida, recordé que estaba la otra mosca. Voltee a verlo y estaba apunto de irse cuando lo llamé.

—Oye...¿Quieres un poco? Creo que exageré algo con pelear por el tamal, realmente nunca me acabo lo que dejan.

Sus ojos se volvieron brillantes y sentí algo removerse dentro de mi al verlo.

—Claro, me encantaría, muero de hambre.—Sonrió—Por cierto, soy Jungkook.

—Yo soy Taehyung, pero puedes decirme Tae.

Ambos compartimos el tamal, hasta que el amanecer llegó y era hora de marcharnos.

—¿Volveré a verte?—pregunté con ilusión.

—Si nos quedamos juntos, siempre me podrás ver.

Me acerqué a él, sentía una felicidad enorme y muchas ganas de tenerlo junto a mi. Él hizo lo mismo y cuando menos lo pensamos, algo nos golpeó dejándonos moribundos en el suelo.

Con mi último aliento logré decirle a Jungkook cómo me sentía, susurrando un "Te amo" débilmente, recibiendo un "Yo igual" de su parte.

Así fue como perdimos la conciencia cerrando nuestros ojos y dejando pasar por fin nuestro final.

FIN.

Amor a primer tamal [Vkook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora