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Acabo el cartón de jugo de la bandeja de un sorbo y me levanto torpemente, casi cayendo, pero mantengo el equilibrio.

—¡Cuidado! —Trata de ayudarme, pero lo interrumpo.

—Bien, fue un placer conocerte. Me gustaría seguir... ¿hablando? Pero tengo que ir a clases.

—¡Es pleno receso!

—¡Igual! —Volteo, viendo por el rabillo del ojo cómo ese esqueleto no me quita sus cuencas de encima. Trato de irme lo más rápido que puedo de allí, estoy nerviosa y con calor en mi rostro... Todo por pensar en ridiculeces.

Al momento en que iba a desaparecer de este lugar, por mi torpeza choco y derramo los restos de mi comida por alguien. Y ese alguien es el idiota de Alan.

—Pero, ¿qué...? ¡Mira lo que le hiciste a mi camisa!

Oh... Maldición... ¿Qué todavía no tengo suficientes problemas?

Veo hacia todas partes como imbécil, sin saber qué hacer y buscando un hueco por donde escaparme; veo ahora cómo la mayoría se ríe tanto de Alan como de mí. Por un segundo detengo mi mirada justo en aquel esqueleto... No sé, quiero saber si hace algo. Estuvo de pie unos segundos antes de decidir acercarse al problema, pero se detiene en seco al ver que ese chico me toma fuertemente del brazo.

—Hey, cálmate. Alan, me estás lastimando. —Trato de tomar la situación con calma e intento soltarme de su agarre, pero el idiota me está lastimando—. Ya, suéltame. ¿Qué te pasa?

—¿Qué me pasa? ¡Mi camisa se arruinó! ¿Crees que te dejaré ir así, después de la vergüenza que me haces pasar frente a todos? —dice con seriedad y toma la botella de una persona cualquiera que pasa por ahí.

Antes de que yo me suelte, abre el envase y procede a echar cuidadosamente el contenido encima de mi cabeza, como si quisiera que no quede ningún área seca. Y así quedo, sin reaccionar aún... Mi cabello queda completamente mojado y el resto de la gaseosa escurre por mi uniforme, dejando mi camisa y mi falda manchada de un color oscuro. Y es para mal, porque la gente ahora solo se ríe de lo ridícula que me veo: los monstruos y  humanos por igual, aquellas antiguas amigas y el nudo en mi estómago parece enrollarse más.

No, no puedo llorar ahora. Me vería más ridícula de lo que ya me veo.

—Mira por dónde vas para la próxima, perra...

Murmura por último, y ese pequeño insulto fue todo lo que necesité para perder los estribos... ¡Al diablo el llanto, ahora estoy enojada! Mi puño se dirige directamente a su nariz, estrellándose con fuerza contra ella para doblar su rostro a un costado. Ni yo sabía que tengo tanta fuerza, porque retrocede tanto que tropieza con una mesa tras él.

Comienzo a sentir un dolor agudo en mis nudillos, pero no pienso detenerme.

—¡No te atrevas a llamarme de esa forma otra vez! ¡O voy a romper tu rostro contra el suelo! —grito. Ahora sí, estoy enojada.

Sin prestar atención a mi alrededor me acerco para pelear. Su rostro muestra enfado, su nariz está sangrando... Y no le doy tiempo a reaccionar, porque otro golpe de mi parte lo toma desprevenido, está vez en su boca.

Varios intentan apartar a Alan de mí o de él... Ese tal Papyrus también, al fin decide acercarse y ahora no sabe a quién de los dos apartar primero. Para muchos esto más que entretenido se tornó incómodo porque, en vez de una pelea de colegio normal, esta va en serio. Cada golpe que le otorgo está cargado de todo el odio que le tengo y no tengo cuidado en nada. Alan no tuvo pena en golpearme varias veces y tomar mi cabello o mi camisa, tironeándolas una y otra vez.

—¡Alan y _______! ¡Basta, a dirección, los dos! ¡Ahora!

—¡Humana! ¡Debes parar ahora...! —Oigo esa peculiar voz resaltar de las demás. Es él... Me tiene agarrada del brazo y me mira preocupado.

Antes de que la directora llegue, mi mente despierta con un pensamiento... Ya he valido, estoy en problemas. Lo único que veo es a la directora en la otra entrada de la cafetería viniendo hacia acá, y frente a mí a ese chico ensangrentado, mordido y arañado, viéndome con odio. Giro de nuevo hacia aquel esqueleto; no hace más que verme horrorizado. ¿Ya lo espanté? La única persona que se acercó a mí en estos últimos años ahora me ve de esa manera. Ya lo arruiné todo.

Sin dejar de verme intenta acercarse más a mí. Pero no, no quiero siga viéndome así, ni siquiera le doy tiempo a dar un paso. Tan solo lo empujo para que me suelte, volteo y me largo de ese lugar.

—¡Señorita _______! —La voz de la directora fue lo que más me dio miedo. Estoy temblando.

¿Qué he hecho? ¿Qué estoy haciendo? No, idiota, sé que he hecho algo malo y ahora huyo como lo cobarde que siempre he sido, aguantando la cantidad miradas que hay en los pasillos, todas dirigidas a mí. Aunque algunos en el trayecto se acercan para ver si estoy bien o ayudarme, no hago caso. ¿Ir al baño? No, ni loca. Está lleno de chicas y vendrían para llevarme a dirección.

Solo quiero irme... Tengo sueño, me duele todo y estoy... horrible.

Olvidándome de mi mochila en mi salón voy directo a la salida.

Escapé, sin importarme lo que pasaría luego.

Quiero paz, aunque solo sea por un momento, y en este mugroso lugar no lo encontraría nunca.

𝑀𝓎 𝓈𝑜𝓊𝓁𝓂𝒶𝓉𝑒 [𝑷𝒂𝒑𝒚𝒓𝒖𝒔 𝒙 𝑭𝒆𝒎 𝑹𝒆𝒂𝒅𝒆𝒓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora