El diario del loco

"Yo no estoy loco, los locos son ustedes"

Después de un día agotador en la escuela llego a casa, tomo una cerveza, subo a mi habitación dónde ellos me acosan. No los ven, pero están en todos lados, no me dan tranquilidad, se los he dicho muchas veces: "Los locos son ustedes".

Mi cabeza palpita, duele, siento que va a explotar: "Con un carajo, ¿Es que nunca me dejarán de molestar las malditas voces?". Pienso unos segundos, golpeo la pared, les grito a esos malditos engendros: "!Qué no estoy loco! ¡Los locos son ustedes!".

No creo que sea efecto de la cerveza, es el estrés; decido acostarme en cama, siguen molestando los murmullos. Mi estómago gruñe, mi cuerpo tiembla, sudo frío; algo no está bien, no es normal. Me levanto, camino al closet y me encierro, necesito privacidad. Observo mi habitación, hay un fallo eléctrico y la luz se va. Logro distinguir una figura extraña en la oscuridad, una silueta desfilando por mi cuarto, mi piel se eriza. "Está en el closet".

¡Puta madre! Las voces me delataron, estoy petrificado, se acerca y todo se vuelve oscuro. Abro los ojos, no sé cuánto tiempo ha pasado. Mi estómago sigue gruñendo, me siento desesperado ¡Necesito comida! Salgo de la habitación, paso por la habitación de mi hermano menor, tiene tres años y duerme plácidamente.  Continuo mi recorrido, bajo las escaleras. Todo está solo ¿A qué hora regresará mamá del trabajo? paso por la sala de estar, llego al refrigerador.

"Necesito escapar de las voces" regresaron, me acosan, no tengo a dónde huir y mi estómago me exije comida. Vacíe el refrigerador, nada me sacia ¡Nada es suficiente joder! Tiemblo, mi cuerpo necesita alimento, sigo sacando comida y el murmullo de las voces aumenta, comienzo a entender lo que me piden "Carne, necesitas carne".

Estoy desesperado ¡Necesito alimento! ¡Las voces lo exigen! Debo cumplir su petición. Tomo un cuchillo, subo las escaleras ¡La carne más cercana es la de mi hermano! Respira tranquilamente bajo las coijas ¿Realmente debo hacerlo? mis dedos tiemblan, pero no hay marcha atrás lo necesito, es el o yo.

Fue una muerte rápida, enterré el cuchillo en su pecho; abrió los ojos de golpe, dio un suspiro y vi cómo la luz de la vida se opacaba en su pupila. La desesperación me estaba enloqueciendo, no tengo tiempo de calentar su cuerpo, procedo a cortar y comer ¿Desde cuándo surgió este deseo tan extraño? ¡No pudo nacer de la noche a la mañana! ¡Tampoco las voces aparecieron de la nada! Sigo engullendo el cadáver, la sangre corre por su cama.

Ese sabor está en mi lengua, se impregna, es muy familiar, no es la primera vez que lo degusto. Cierro los ojos, me concentro ¿De dónde salió? Una imagen llega a mi memoria, ahora lo recuerdo, cuando inició todo....

Ayer al volver de la escuela, un día normal para un joven de 17 años. Camino por la calle, a una calle de mi casa la vecina me saluda – ¡Acabo de hornear un delicioso pastel! ¿Quieres probarlo?– Me acerco, paso a su mesa, ella va por el pastel a la cocina mientras yo tomo el periódico e inicio la lectura.

"Desaparecidos" –Se lee en el encabezado. Continuó. –Hoy se agrega a la lista de desaparecidos a Tiffany, 8 años de edad. La comunidad está en pánico debido a la desaparición de quince personas en un lapso de treinta días, la policía está investigando sin embargo no se ha encontrado al responsable, se especula que puede tratarse de alguna organización criminal".

Regresa y coloca el pastel frente a mí; desprende un olor extraño, tiene un tono rojizo, probablemente sea de cereza

– ¡Es mi especialidad! Puse mi sudor y sangre en él, espero que te agrade–Añadió.

– ¿De qué está hecho? – Pregunto, ella me observa con sus grandes ojos.

– No juzgues sin probar – Responde.

Di el primer bocado, me siento atrapado por alguna especie de hechizo no puedo parar de comer. El sabor es incomparable, siento cómo regreso a mi estado animal, no puedo parar, el tono rojizo aumenta, comienzo a escuchar murmullos.   

– ¿De qué es? – Repetí. 

– Cuando acabes te diré – Respondió. Acabe el pastel, siento gran desesperación ¡Necesito más!

– ¿De qué es el pastel? – Repetí.

– Oye ¿Desde hace cuánto no ves a tu madre? – Pensé unos momentos.

– Desde la mañana ¿Por qué? – Algo no marchaba bien, comencé a temblar.

– Cariño ¿Alguna vez te preguntaste como podría ser su sabor? – Se acercó a mí con una sonrisa espeluznante.

– No.... – Tartamudee, recorrió con su mirada todo mi cuerpo hasta llegar a mis ojos.

– Ahora lo sabes – Al escuchar esa frase algo se quebró dentro de mí. Me comenzó a punzar la cabeza, siento naúsea. Me levanto tambaleante. Quedamos frente a frente, sostenemos la mirada. Siento cómo despierta mi instinto animal, una vez que pruebas la carne humana no puedes regresar, es cómo vivir el infierno en la tierra, perdí el control.

Cuando salí del trance encontré el cuerpo de mi vecina en el suelo, mordí con fuerza su yugular, murió desangrada. Seguí comiendo. Todo comenzó a tomar sentido, por eso no regresé a casa, por eso no puedo saciar mi hambre, las voces me ordenan que hacer. Pasé la noche en casa de mi vecina, no fui a la escuela hoy, fui por otra víctima, ni si quiera tengo un hermano menor, ese niño fue mi presa. Terminé de comer, mañana sería otro día para saciar mi apetito, sé que las voces me guiarán con sabiduría hacía mi nueva víctima. Tocan la puerta, abro todo se vuelve negro.

Al abrir mis ojos me encuentro tras un par de rejas, prendo la televisión, escucho el noticiero, hablan sobre una persona que enloqueció; devoró a sus familiares y vecinos. ¿Quién diría que el mundo está lleno de locos? Cuerdos cómo yo quedan pocos. Las voces me vuelven a hablar, me dicen: "Revisa abajo de la almohada". Saqué una especie de diario. Fue ahí donde comencé a leer esta historia.

FIN.

COMENTARIO: Esta historia surgió de una dinámica de cuentos que se hizo en twitter, dejé volar mi imagincación y nació esto. Espero sea de su agrado, si pueden síganme en redes sociales:

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