Capítulo Nueve

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Ares;

Después de largas horas, por fin habíamos logrado hacer que Adriel y Alexa se quedaran dormidos, son muy lindos y tiernos, pero hay que tener paciencia para hacerlos dormir y eso a mí me faltaba, y mucho.

Salí de la habitación con cuidado de no hacer ruido y baje las escaleras con dirección a la cocina, camino a esta vi a Miles sentado sobre el sofá, estaba muy concentrado mirando la pantalla de su celular por lo que decidí ignorarlo.

Al entrar saque un paquete de galletas de una de las gavetas superiores y a lo lejos pude oír la puerta principal cerrarse, supongo que Miles había decidido salir, por lo que no le tome importancia y me senté sobre la encimera.

Abrí el paquete tomando una galleta y cuando me proponía a comerla alguien entró a la cocina, o, mejor dicho, alguien invadió mi tranquilo espacio de paz con su melodiosa voz. Sarcasm alert.

- ¿Por qué no me ayudaste cuando mencione a Zeth? -pregunto Madie sin expresión alguna tanto en su rostro como en su voz, por lo tanto, no pude saber si estaba enojada o dolida por haberla dejado sola en aquel interrogatorio-

- No quise causar más problemas -digo tranquilo mientras ruego interiormente a que se crea tal estupidez-

-ríe sin gracia e inmediatamente me mira con el ceño fruncido- La única razón por la cual no me ayudaste fue por la sencilla y simple razón de no arriesgarte a la furia de Miles y Aleix -suelta enojada apretando los dientes-

- Supongamos que sí fue como tú dices -digo bajándome de la encimera y camine hacia ella con paso decidido, me planto en frente suyo y la miro hacia abajo ya que era un poco más alto que ella- ¿Tu no hiciste lo mismo con Aleix y Miles hace unas horas? ¿No les dijiste que los echarías al agua con tal de salvarte tú? -suelto sin pensar por un momento en lo que estaba diciendo, su ceño se frunció aún más, giró sobre sus talones y salió de ahí sin decir una palabra o emitir algún sonido-

Me quedé ahí un momento parado mirando la puerta de la cocina fijamente, esperaba que me gritara, me insultara y hasta que me golpeara, pero su reacción me dejó absolutamente sorprendido. Me quedé unos segundos callado para ver si se oía el golpe de su puerta al cerrarse, pero nada, todo era absoluto silencio.

Suspiré pasando mis manos por mi cabello y salí de la cocina con dirección a la oficina de Aleix, después me ocuparía de ella, ahora necesitaba respuestas y sabía que ahí las iba a encontrar.

Llegue a la puerta de esta y tome la perilla girándola despacio, la empujé levemente tratando de no hacer ruido y entre cual ninja. Una vez dentro cerré la puerta con cuidado y mire la oficina rápidamente, mis ojos se detuvieron en el archivero, necesitaba encontrar algo sobre Larracuente ya que algo no me cuadraba con ese sujeto, o sea, más de lo normal. Ya saben, no es que sea de esos sujetos que van a misa todos los domingos.

Caminé a paso rápido hasta el archivero y empecé a revisar cajón por cajón y nada, me disponía a revisar el primero, pero para mí mala suerte, este tenía llave. Gire sobre mis talones y camine hacia el escritorio para buscar la llave.

Busque por encima y nada, en los cajones y nada, simplemente la llave no estaba. Golpee mi puño contra el escritorio y camine hacia la puerta, debo encontrar esa llave, sea como sea, pensé enojado mientras salía de la oficina.

Pase por la sala y Miles ya no estaba ahí, así que subí las escaleras de dos en dos a paso rápido y camine hasta la habitación de Aleix, entre con cuidado de no hacer ruido ya que en la habitación de al lado estaba Madie.

Busque por todos lados menos en un lugar, camine hacia la cómoda y abrí el primer cajón de esta, tome el pequeño cofre que tenía ahí y al abrirlo la comisura derecha de mi labio se elevó apenas al ver la llave.

Que predecible eres Clark, pensé y salí después de dejar todo como estaba.

Baje las escaleras y camine a paso rápido hasta su oficina, abrí despacio nuevamente y entre cerrando la puerta detrás mío, camine hasta el archivero y metí la llave abriendo así el cajón, saque todos los documentos que habían, revise uno por uno hasta que mis ojos se toparon con un documento que me dejó completamente pasmado, lo leí una y otra vez queriendo creer que lo que decía ahí era una mentira, pero mientras más lo leía más me convencía de que era cierto.

Él lo sabía, Aleix sabía lo que ese documento decía, él y Rafael sabían esto.

Mis pensamientos se vieron interrumpidos al oír la puerta principal cerrarse, saque mi celular y le tome una foto al documento, guarde todo en su lugar, cerré el cajón y cuando me disponía a salir frene de golpe al oír la voz de la persona que acababa de llegar.

- ¡¿Hay alguien en casa?! -pregunto Aleix en un grito haciendo que su voz se escuchara por toda la casa, pegue mi oído a la puerta nuevamente y escuche sus pasos, los cuales se acercaban hacia aquí, me aleje de la puerta y empecé a buscar con la mirada un lugar donde esconderme, pero fui salvado me salvo la campana, o, mejor dicho, Madie-

- ¡Aleix necesito que vengas! –grito ella desde, creo yo, su habitación-

Me acerque a la puerta nuevamente y oí como los pasos de Aleix se alejaban, abrí un poco la puerta y lo vi subir, suspire aliviado y al cabo de unos segundos me dispuse a salir, camine con cuidado hasta llegar al principio de las escaleras y al ver que no había nadie ahí camine hasta la entrada saliendo rápidamente de la casa.

Esto iba a hacerle daño, haría su vida pedazos, pensé mientras caminaba sin un rumbo fijo.

Mis ojos se llenaron de lágrimas al recordar lo que decía en ese papel, en mi cabeza no dejaban de formularse preguntas a las cuales no tenía respuesta. Decidí alejar esos pensamientos y me dirigí al único lugar en el mundo que me traía paz.

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⏰ Última actualización: Aug 21, 2020 ⏰

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