Cuarto día, del séptimo mes, del décimo quinto año.
Creí que podría soportarlo pero, muy equivocada estaba y estaré. Locura y Avaricia fueron mis compañeras, y juntas terminamos aquí dentro. Estuvimos cometiendo crímenes uno tras otro, por supuesto Locura no pensaba en lo que hacía y movida por la codicia de Avaricia no tenía salvación.
Hace sólo unos pocos meses murió Locura, tirándose por una ventana y clavándose en unos barrotes. Avaricia murió meses más tarde, fue apuñalada en un ajuste de cuentas y si no hubiera pasado eso de todas maneras iba a morir de cáncer de pulmón, yo se lo advertí: "¡el tabaco te matará!"; en fin, la verdad es que nunca envidié a Locura, en eso de no estar cuerdo para hacer cualquier cosa sin remordimiento alguno y, mucho menos, a Avaricia, con sus ansias de poder que nunca se saciaban.
Lo único que si les envidio es por no seguir sufriendo, que fácil se ve morir dejando los problemas atrás. Aunque eso sería de cobardes. De todas formas no creo que pueda pasarme a mí, seguiré sufriendo aquí dentro hasta que Muerte decida presentarse.
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Los rincones del alma
RandomRecuerdos, poemas, anécdotas y desvaríos de mi mente, espero que no pierdas la cabeza en el proceso de lectura, y si lo haces, tampoco estará tan mal.