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Te ponías sumisa en las noches de luna llena, te gustaba quedarte en casa todo el día, paseándote a calzón suelto y sin sostén, decías que era como compartir tu libertad, que yo era testigo de tus delirios, y te gustaba eso, ser admirada entre tu propia soledad. Compartiamos cama, baño, sueños, pero aún así sabes que tus huesos son únicos, tu piel, tu calor, no logra abrigar a nadie mas que a ti (y aunque nunca me creas lo suficiente que eres para mí) estar contigo se sentía como verano, aunque tu siempre te encontrarás en invierno.

Dale la oportunidad al amor, que este no muerde tan fuerte como yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora