ᴛʀᴀɪɴɪɴɢ ᴡʜᴇᴇʟs ;; ʙᴀᴋᴜᴋᴀᴍɪ / #DefinitivosAwards19

ʙᴀᴋᴜɢᴏ ᴋᴀᴛsᴜᴋɪ

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— Bro, ¿Porqué no hiciste la tarea? — Preguntó un pelirrojo al de ojos ambarinos.—

El otro suspiró. No queria responderle sinceramente y estaba molesto por su actitud ese día.

— Eh, no pude dormir bien.— Le respondió al pelirrojo con tono de voz dudosa.—

— Bro, te ves raro, ¿Estás seguro de que solo es eso?

— Te digo que sí, Kirishima.

Acto seguido, se levanto de su asiento, tomó sus cosas y salió del salón. Ese día no tenía ganas de hacer gran cosa o estar acompañado de alguien.

Y porque no estar así, cuando con sus propios ojos pudo ver a Bakugo besar a Uraraka. Le dolió, pero no podía hacer algo para impedir eso, solo quedaba aguantar aquellas punzadas directas y severas para su corazón.

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Era fin de semana y muchos iban a visitar a sus familiares, porque después de todo ahora tenían deberes importantes en la escuela para lograr ser héroes. Sin embargo el rubio de ojos ambar no salió de su cuarto en todo el día.

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— Desde ayer está así. ¿Qué deberíamos hacer? —Habló preocupado, un pelirrojo.—

— Kirishima tiene razón, Denki no se comporta así. Debe haber una explicación lógica.— Le siguió una pelirrosa.—

— Pero... ¿Quién lo ayudará? Todos nosotros nos vamos a visitar a nuestros familiares. — Sero interrumpió los planes de Kirishima y Mina.—

— Sólo callense y no jodan, yo no iré con la vieja bruja y el viejo.—Hasta ahora ese fue el primer comentario que salió de la boca de Bakugo.—

— ¡Ayudalo! —Gritaron Kirishima y Mina al mismo tiempo.—

Nadie de los cuatro se dio cuenta de la presencia de Kaminari en la sala, no hasta que habló.

— ¿Ayudar a quién?—Preguntó con ignorancia.—

— ¡Nada! ¡Solo Bakugo queria ayudart-!— Mina fue interrumpida por el grito de Kirishima.—

— ¡Ayudar a Uraraka! —Gritó sin pensarlo dos veces.—

— "Imbéciles"— Pensó Bakugo, gruñendo.—

La cara somnolienta de Kaminari cambió a una de pura tristeza. Tratando de disimular les dio una pequeña sonrisa.

— Está bien, suerte con eso, Bakugo.—Dicho eso salió de la sala a la cocina dónde pretendía comer algo.—

Luego de que Kaminari se retirase, hubo un silencio muy incómodo que Bakugo cortó facilmente.

— Bien hecho, malditas mierdas.—Habló enojado. Porque el vio como el rostro de Kaminari se deformaba y pasaba a un rostro lleno de tristeza.— Le ayudaré, larguense antes de que los mande a la mierda.— Kirishima y Mina asintieron rapido y emocionados.—

Sero miro divertido la escena y se despidió de ellos, saliendo de la sala. Poco después Mina y al final Kirishima. Bakugo se quedó solo en la sala, esperando pacientemente, cosa no muy normal en él.

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Habían pasado a lo mucho 3 horas, y en esas tres horas Kaminari descansaba en su cuarto, Bakugo por su lado no hacia gran cosa, simplemente había prendido la televisión y al no tener señales de vida de Kaminari, cayó dormido.

Kaminari, creyendo estar solo en los cuartos, salió a la sala. Grande fue su sorpresa al ver a quién menos esperaba, Bakugo Katsuki. Estaba dormido y sus facciones que siempre estaban fruncidas, se encontraban totalmente relajadas, Kaminari pudo apreciar lo tranquilo que se veía.

En ese momento, Kaminari se acercó a Bakugo quedando frente a él admirando cada detalle de su rostro, como si nunca lo hubiese visto, como queriendo recordarlo por siempre. Acercó su mano para tocar el rostro ajeno, pero justo cuando estaba por tocarlo, Bakugo despertó.

— ¿Qué demonios haces?— No sabía en que momento salió de su trance. Pero cuando lo hizo fue demasiado tarde.— Responde.

— Y-yo... ¡Nada!— Retiró rapido su mano pero fue jalado hacia el otro con fuerza.— ¡S-sueltame Bakugo!

— Cómo gustes.—Fue lo único que dijo Bakugo para tomar sus muñecas y levantarlo. Después simplemente se lo llevo como costal de papas a su habitación.—

— ¡Bajame!— Gritó un desesperado Kaminari.—

— Dime lo que tratabas de hacer.— Abrió su habitación y entró. Luego la cerro con llave.—

— ¡No! ¡Ya bajame! ¡No es gracioso!.—

— Ahí tienes tu respuesta, no.—

Kaminari mando una pequeña descarga eléctrica a Bakugo para que lo dejase en paz, pero no hizo nada. El otro rubio resbusco en uno de sus cajones para después sacar una polera de el mismo y con ella amarrar las manos de Kaminari.

— No intentes nada estúpido.— Amenazó Bakugo, viéndolo fijamente.—

— E-esto no es gracioso... ¿Qué quieres?— Los ojos de Kaminari se habían cristalizado y su voz sonaba rota.—

— Mira, no sé que mierdas te pasa pero tengo que averiguarlo.— Dio unos pasos para quedar parado frente al otro.— Ahora, ¿Qué mierda te sucede?

Kaminari cerro los ojos fuertemente, dejando escapar dos finas lágrimas. Entonces levantó su rostro y abrió sus ojos ambarinos que miraban fijo a Bakugo, tratando de transmitirle lo que quería gritar desde hace mucho tiempo.

— Yo... Sólo...— Bakugo se hinco a la altura de si rostro y con una mano le limpió aquellas lágrimas que seguían saliendo.—

— Dilo, yo no soy un puto dios para juzgarte.—

— ¡Te amo! ¡Y me duele! ¡Me duele que no me tomes en cuenta! ¡Me duele saber que ya estás con Uraraka! ¡Y lo peor es que sin querer, los vi besándose! —Soltó, para seguir llorando.—

— La cara redonda y yo no somos nada. Maldición, ¿De que mierda hablas? No seas tan idiota.—Se acercó aún más y lo envolvió con sus brazos. Dejando la cabeza contraria en su pecho.—

— ¡Yo no s- —

Sus palabras se interrumpieron al sentir como Bakugo le tomaba del mentón y estampaba sus labios contra los de él. Se quedó estático por un momento. Fue correspondiendo torpemente al beso, y eso Bakugo lo aprovechó para morder el labio inferior ajeno, causando un gemido de dolor, callandolo casi en el instante metiendo su lengua dentro de la boca del otro.

Kaminari no pudo hacer mucho, sus manos seguian atadas, solo le quedaba tratar de seguirle el ritmo a Bakugo. Pero la falta de aire en ambos los hizo separarse. Lo que los unía era un hilo de baba.

— Ahí esta tu puta respuesta de si te hago o no caso. O lo que sea que hayas dicho.—

El rostro de Kaminari después de eso era todo un poema; sus pómulos de colores carmines y sus ojos cristalizados, que a vista de Bakugo, eran hermosos, claro que no lo admitirá.

— G-gracias... Bakugo.— Sonrío levemente al contrario, esa sonrisa que a vista de Bakugo, estaba llena de inocencia.—

— Lo que sea.

"Ahora llevo curitas, para que cuando tus suaves manos toquen el suelo áspero..."

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Me queda decir que en la siguiente parte (y última) se continúa esto.¿?

Hasta entonces solo esperen.¿?