A pesar de todo // ARISTEMO

I

Estábamos ahí, sentados en aquellas escaleras que tantos momentos habían presenciado, las mire con ternura, ellas habían visto nacer nuestro amor y fortaleserce a pesar de todo.
Ari estaba sentado junto a mi, no hablábamos, pero tampoco era necesario, necesitábamos un poco de silencio en nuestras agitadas vidas, con sólo la presencia del otro bastaba, lo volté a ver, él , estaba tan perdido en sus pensamientos que no lo noto, Admiré cada una de sus facciones, la belleza se hacía presente en su ser, y no sólo exterior, lo amaba por lo que era, por lo que me hacía sentir. Era tan hermoso que aveces me dolía observarlo, no podía creer que alguien así estuviera a mi lado, suspire y el volteó a verme.
Nuestros ojos se encontraron y se sonrieron con él alma, a la vez transmitiendonos todo lo que no se podía expresar con palabras. Tomé delicada mente su mano, que se encontraba descansando entre nosotros, nuestros dedos encajaron como si de un rompecabezas se tratara, perfectamente, pude sentir la chispa en nuestro toque, como algo tan simple hacia que mi corazón se volviera loco
- Gracias - dijo de repente, sin apartar sus ojos de los míos.
-Por qué Ari?
-Por nunca abandonarme, antes de ti, mi vida era blanco y negro, no sabia lo que era vivir en un mundo de colores. Tu me haces mejor, y te estaré infinitamente agradecido por ello - término de decir mientras bajaba la mirada, tratando de esconder su sonrojo.
Tomé su barbilla con mi mano libre e hize que me mirara - Gracias a ti Ari, tu me haces fuerte.
Nos quedamos así, sin romper contacto visual, era como si el tiempo se hubiera detenido, ya nada importada, solo nosotros dos. Me sentía desnudo, había desnudado mi alma frente a la persona que más amaba en el mundo, y no me arrepentia
Aristoteles bajo su mirada a mis labios, y volvío a subir a mis ojos. Como si me estuviera pidiendo permiso. Yo simplemente me acerque más a el. Nuestras respiraciones chocaron entremezclandose, aunque pareciera que el aire no llegaba a mis pulmones.
Juntamos nuestras frentes sin perder el contacto visual, nos quedamos así por unos instantes. Hasta que el, suavemente tomó mi barbilla y acortó el espacio entre nosotros. Nuestros labios se tocaron y fue como si un nuevo universo se creará. Sentí como mi cuerpo estallaba, solo por el toque de sus labios contra los míos. Abrí un poco la boca dando oportunidad a que nuestros mundos se conocieran, cuando sentí su lengua contra mi labio inferior, fue el final para mi. Fue como respirar por primera vez, sentir el toque fresco del agua después de haber vagando lo que parecía toda una vida en un árido desierto.
Solté su mano y tomé su cara acercandolo más a mi, no quería que se alejara, el me tomó de la cintura e hizo lo mismo.
Ese beso fue la Granada que me hizo darme cuenta de cuanto lo amaba, cuando había caído por el. Pero no me importo y seguí besandolo como si la vida se me fuera en ello, por que lo hacía, el era mi vida, y yo jamás estaría completo sin aquel chico de cabello rizado del que había enamorado.