¿Tú?
Aclaré mi garganta.— No, se equivoca de persona, con su permiso —Imitaba otra voz mientras di media vuelta apresurando el paso para alejarme de allí.
— ¡Espera! —Se levantó del sillón con intención de seguirme, así que corrí.
La gente no tardó en percatarse de la pequeña escena que se estaba formando, más aún cuando él gritaba mi nombre. Sabía que si tenía otro problema me quedaría sin trabajo, por lo tanto, para que no llamara tanto la atención y para que mi jefe no se enterara en ese instante de mi "evento". Corrí hacía el ala sur del club; recordé que a esta hora gran parte de los clientes estarían situados en el ala norte donde se daría un show. Esto me daba tiempo suficiente de esconderme en las pequeñas salas VIP que estaban situadas a los costados del salón.
Claro no pensaba en quedarme allí toda la noche, sólo hasta que se calmaran las cosas y con un poco de suerte no se enterará mi jefe de lo ocurrido.
Como pude me metí en una sala, ni siquiera me percaté si estaba o no ocupada con clientes.
— Vacía —Dejé salir un suspiro de alivio.
Me tumbé en el rojo sofá de terciopelo, mientras poco a poco comencé a retomar la respiración y compostura; Incliné mi cabeza hacía atrás quedando por sobre el respaldo de este, enfocando mi vista al techo.
¿De verdad era mi profesor de gimnasia? o ¿lo habré confundido con alguien más?
— ¡ah! ¡Por supuesto que era él! —Puse ambas manos en mi rostro ocultando mi enfado y vergüenza. — ¿No puede acabar un día sin haberla cagado? —.
— Vaya, al parecer no soy el único que ha tenido un mal día —.
— ¿Eh? —Exaltada giré mi cabeza rápidamente en dirección a la voz misteriosa aún sin quitar las palmas de mi cara. — ¿¡Tú...!? —Sentí mi mejillas arder y mi corazón detenerse al verle.