Corazón herido

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CAPITULO UNO

Mina Aino llamo la atención de su amiga que mantenía la cabeza agachada.

_No mires, pero Mamoru se acerca.

Usagi Naito miro, tenía que mirar. Cuando alguien te dice "No mires" prácticamente te están gritando que lo hagas. Dirigió su atención al moreno alto y delgado quien en ese momento le pedía bailar a una de las jóvenes reunidas en la fiesta.

La chica negó con la cabeza, el dejo caer sus hombros y cambio de dirección hacia la siguiente joven sola que se encontraban en el salón de baile. Mientras lo hacía varias chicas empezaron a moverse para evitarlo. Él no era un hombre muy seguro de sí mismo, ni muy coordinado en sus movimientos. En un instante, sin querer tropezó con una chica y ambos cayeron al piso.

Las personas alrededor de ellos empezaron a reír. Mamoru de inmediato se puso de pie y ofreció ayudar a la chica que había tirado. Pero esta le dio un manotazo cuando lo hacía.

_Lo hare yo misma, creo que ya has hecho suficiente_ se levantó, se sacudió su corta falda y salió enfadada.

_Lo siento...no vi...yo_ miro a la joven alejarse. Sin decir más se sacudió el pantalón y miro a su alrededor.

El rostro de Mamoru estaba rojo, pero era un hombre que no se rendía. Era un punto a su favor, siguió su camino buscando con quien bailar. Usagi lo miro con una sonrisa en los labios, si, así era...para ella era el hombre de sus sueños, el hombre que amaba desde hacía tiempo atrás.

Mamoru Carter, era un poco mayor que ella. Según sabia tenía unos veinticinco años, quedó huérfano de madre cuando tenía diez años y cinco años después su padre falleció en un accidente. El señor Garajan, dueño de uno de los ranchos más productivos de la zona lo había acogido en su hogar y desde entonces trabajaba ahí.

Ella lo conoció recién llego junto con su madre para establecerse en ese lugar. En "Cristal de Plata" encontraron un sitio para quedarse definitivamente y era algo que agradecía a su madre. Después de tanto tiempo yendo de un lugar a otro por fin estaba en un lugar que a pesar de todo le gustaba. Más que nada por el...por Mamoru.

Mina la agarró del brazo para romper el hechizo en la mirada de su amiga y la llevo a otra parte del salón.

_No necesitas bailar con él_ le susurro_ Te arriesgas a que termines con los pies todos destrozados o aun peor que te deje en ridículo.

Usagi la miro extrañada, ella sabía lo que sentía por Mamoru y no le importaba nada de lo mencionado con tal de estar un poco de tiempo junto a él. Lo miro de nuevo y vio que otra chica más lo rechazaba. Suspiro ilusionada...si la invitara a ella, nunca lo haría, sería un placer bailar con él. Dio un paso hacia adelante para ponerse en su campo de visión.

_ ¿Qué estás haciendo?_ pregunto Mina asombrada_ El ya vio que nadie quiere bailar con él, de seguro en unos minutos se ira _ miro como el pelinegro se colocaba en un rincón.

_ Pero yo sí quiero bailar con él_ le sonrió segura. Usagi se dio media vuelta dejando a su amiga con la boca abierta. Observo a Mamoru que se mantenía solo en ese lugar, miro hacia abajo y vio que un papel estaba pegado en sus zapatos. En cuanto estuvo frente a él, le sonrió tímidamente.

_Hola_ lo saludo.

_ Hola, Usagi_ le correspondió el, mientras se pasaba una mano por su ondulado pelo_ ¿Cómo estás?

_Bien, tienes pegado algo en el zapato_ le señalo.

_Oh, vaya...gracias_ dijo e intento quitárselo.

CORAZÓN HERIDOWhere stories live. Discover now