Ma Felle ; JenLisa | 18+

ú n i c o

6:52 P.M. 

J.

— Así que... ¿eres virgen? —tenía puesta una enorme sudadera y por debajo nada más que sus bragas, aparto la gran prenda hasta su torso y comenzó a frotar sobre estas sus dedos, mientras que con la otra mano sostenía el celular— ¿enserio? Luces muy inocente. Deberíamos reunirnos y hablar sobre eso —decía divertida contra el aparato a la chica que había conocido en la mañana en un puesto de comida rápida.

A cada minuto su conversación iba subiendo de tono y sus dedos se movían desesperados sobre la fina tela que cubría su centro. Se escuchaban suaves jadeos en aquel cuarto oscuro, apenas iluminado por la tenue luz que venía de la puerta corrediza semi abierta que daba al pequeño balcón de su habitación, junto con el vago sonido del ventilador de techo y el ruido de la ciudad de Seúl, que aun estando a tanta altura de las calles de ese agitado ambiente se alcanzaban a oír las bocinas de los autos y algunas sirenas de ambulancias.

Sus dedos habían hecho hacia un lado la tela, y se habían deslizado dentro del húmedo espacio, los tenues sonidos se habían mezclado, dando el protagonismo a la voz jadeante y majestuosa emitida por la chica de piel pálida que se retorcía en su cama, anhelándose más a sí misma, anhelando más, queriendo más. Movía sus caderas con desesperación hasta que su deseo se cumplió. Un olor erótico invadió el oscuro lugar y con eso una pesadez en el cuerpo de ella, quedándose dormida.

7:25 P.M.

— ¡Jennie abre la puerta! ¡Hice las compras! —la mayor llamaba desde la cocina alegremente intentando acomodar las bolsas llenas de víveres sobre la bonita mesa de marmol, -mas de los necesarias puesto que solamente eran Jennie y Jisoo quienes compartían el apartamento- cuando soltó su bolso y tiró sus altas plataformas en su habitación se dirigió a la de la menor, adentrándose sin pedir permiso— ¡JenJen! Despierta, enciende la luz, cierra la puerta hace frío, vístete, tus sábanas huelen raro otra vez —cada orden que enumeraba la realizaba al mismo tiempo que se movía por la habitación con total confianza.

Era un lujoso departamento, no era enorme, pero sí muy moderno. Ambas tenían trabajos muy buenos en Seúl. En cuanto a su vida amorosa Jisso estaba en algo con alguien, Jennie hacía mucho no tenía una relación estable, no le interesaba.

— Esta noche iremos a tomar algo, deberías venir, llevas días encerrada acá. Además Chaeyoung llevará a una amiga suya que viene del extranjero; de Tailandia o algo así, vendrá a estudiar acá. Suena linda por como la describe, —se acomodaba el cabello frente al espejo— Iré a cambiarme y a ducharme salimos en 30 minutos, apúrate.

Después de decir esto caminó a la barra de mármol donde estaban todas las bolsas para sacar una botella de vino y servirse una copa. Revolvía la bebida en la copa de cristal que sostenía entre su dedo índice y anular, desabotonó los primeros tres botones de su camiseta formal dejando a la vista su sostén negro. Por otro lado sus piernas  lucían excelentes con la falda corta de tubo negra y sus pies descalzos bien arreglados.

Así lucía Kim JiSoo, con sus uñas largas y oscuras, profesional, madura y divertida. Jennie la observaba desde el otro lado de la habitación con sus pantuflas y gastada sudadera gris; profesional, irresponsable y con una sola cosa en la mente: sexo. 

Se miraron durante unos minutos, Jennie podía leer en los ojos de su compañera de apartamento lo que estaba pensando, lo que llevaba diciéndole durante semanas: 

«Deberías considerar buscar una chica a la que valores de verdad, una pareja estable, eres una adulta con un importante puesto en una gran empresa. Deberías formalizarte.»

— Tú-

— Cállate y ve a cambiarte —la interrumpió para dirigirse a su dormitorio y comenzar a arreglarse.