Página número dos.

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Hola, Ash.

Te escribo porque hoy he ido al centro de la ciudad con Genevieve a comprar un vestido para su cita con Calum.  Me alegra infinitamente que después de todo este tiempo, por fin estén recobrando su relación. Ambos están tratando de seguir adelante, de dejar la tristeza de lado después de un año, que ha sido malditamente duro y difícil para todos. Es la primera cita de ambos en doce meses y Gen no puede estar más nerviosa. 

Puede que no entiendas el porqué te cuento que nuestros amigos están siguiendo adelante después de todo (o quizá sí porque te alegre, técnicamente, saberlo); pero todo tiene su razón. 

La razón es que el ver a Gen tan nerviosa me ha recordado a mí en nuestra primera cita.

Esta vez era Gen quien me calmaba los nervios a mí mientras buscábamos un vestido decente para aquella noche. Y tras tanto buscar, por fin dimos con uno amarillo pastel que parecía salido de un sueño.  En esos momentos era mi vestido favorito. Y cuando me viste en la cita con él, me dijiste que ahora también era el tuyo. 

Tras montarme en ese coche viejo de tu tío que llevabas con tanto orgullo ( '' Es lo que hay.'', decías siempre seguido de una sonrisa), me contaste que tenías pensado llevarme de cena. Llevabas toda la semana insistiendo en que querías sacarme a cenar y a bailar después (aunque creo que sabes de sobra que bailo de pena) pero cuando me vi en la puerta de aquel McDonalds creía que realmente se trataba de una broma. Tras mirarte incrédula (sí, se me abrió tanto la boca de la sorpresa y me reí tanto que aún me duele todo) me confesaste que tenías pensado llevarme a un restaurante caro y que incluso habías reservado mesa, pero que se te había olvidado el teléfono en casa y no tenías ni el número ni la dirección (tampoco recordabas más o menos donde se situaba o siquiera su nombre porque decías que estaba en francés y tú no sabías nada acerca de ese idioma). 

El que fueras tan despistado me recordó terriblemente a mí, así que tampoco te culpé. Incluso sabes que me hizo mucha gracia. Y creo que por cosas como esas me enamoré de ti. 

Por ser tan malditamente gracioso sin siquiera proponértelo.

Tan sociable.

Tan caballeroso.

Tan apasionado por todo lo que te gustaba.

Tan ambicioso.

Tan prudente y al mismo tiempo tan libre.

Incluso tu terquedad me gustaba a veces.

Porque hay que reconocer que me gustó lo terco que te pusiste cuando me manché el vestido sin querer con el refresco y tú te levantaste corriendo de tu silla situada enfrente de mí para limpiarme el vestido siendo ya inútil. . Dijiste que era tu vestido favorito y que no permitirías que lo tuviera que tirar por culpa de aquella mancha. Yo sólo te dije que lo pondría a lavar cuando llegara a casa y que esa mancha se iría como si nunca hubiera estado (o eso esperaba, porque la tela del vestido era una muy delicada y realmente temía que esa dichosa mancha no saliera). 

La cuestión está en que no llegué a casa para ponerlo a lavar. 

Trataste de convencerme de ir a la tuya, que tu madre no estaba y que no querías estar solo. Te insistí en  que mamá no iba a dejarme pero con tal de que esa noche de viernes durmiera en tu casa,hubieras hecho todo lo posible. Llamaste a mi madre y casi le mandas un vídeo poniéndote de rodillas y suplicándole que me dejara dormir hoy contigo. No tuviste que hacer mucho,mamá te adoraba. Sabía que eras el indicado.

Me acuerdo de que subimos a tu casa y te dije que iba a dormir con el vestido. Dijiste que yo estaba loca si iba a hacer eso,así que me dejaste algo de ropa tuya. Me quedaba enorme,tu camiseta me llegaba por más abajo de la rodilla,y mira que yo soy alta. Y tus pantalones se me caían y me quedaban demasiado largos.

Cuando te dormiste me quedé pensando en que era la chica más afortunada del universo por estar con alguien tan maravilloso como lo eras tú.




Nuestros recuerdos.➳ a.i [editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora