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Las rosas tienen espinas

Pensar en creer que alguien te odia después de que uno buscaba los problemas y sin prestar atención a las consecuencias. Así era como el repetir a cada rato su arrepiento frente a algunas cosas junto a Rohan se repetía una y otra vez en la cabeza de Josuke, quien no hacía más que decirse a sí mismo si hubiera reaccionado de una distinta manera.

Todo inició para él aquel sentimiento al haber sido hospitalizado tras la pelea final contra Yoshikage Kira, había tenido la visita de su sobrino, Koichi, Okuyasu hasta de Yukako.

-Vengo a ver a Josuke Higashikata -solicita el hombre con una rosa en un jarro con agua en mano.

-Claro, usted sería la última visita, queda menos de media hora para finalizar el horario de visitas -comenta la señorita.

-No se preocupe, seré breve.

Dicho esto, ella le indica el cuarto en que encuentra Josuke y entra con la rosa en mano e intentando no sonrojarse por lo que estaba haciendo.

-¿Rohan? -mira sorprendido al ver al mangaka entrar con la rosa en el jarro.

-Hola, Josuke -se limita a responder mientras se acerca más a la camilla y coloca el presente encima del velador cerca de la camilla del paciente.

-¿A qué se debe tu visita? -sonríe.

Kishibe tan solo se limita a suspirar frente a la pregunta y decide responderla.

-Koichi me pidió que te visitara, después de todo, aún recuerdo que me habías salvado la vida en el túnel Futatsuoka -responde serio e intentando ser cortante.

Josuke aún no podía tener todo claro que él lo visitara por segunda vez y solo. Necesitaba saber otra razón por la que lo visitara porque conociéndolo ni aunque Koichi le rogara estando de rodillas ante él aceptaría ir a visitarlo.

-¿Y las rosas? -las mira con una leve sonrisa acompañada de un tenue sonrojo en sus mejillas que pasaban un tanto desapercibido ante la vista de Rohan.

-Me había pedido Koichi que te las entregara a ti y que era un encargo de tu madre que no había podido venir -le responde serio e intentando ser cortante nuevamente.

Josuke estaba a punto de responder su comentario a lo que llega una enfermera y avisa que el horario de visitas había dicho finalizado. El mangaka se retira, despidiéndose cortante con el paciente.
«Mi madre me acaba de visitar esta mañana» piensa «¿por qué mandaría a alguien a mandarme rosas?».

Había pasado ya unas pocas semanas para que le dieran de alta, quedando tan solo un par de días para que acabara el mes de julio, y quedaba poco para que Jotaro volviera a su hogar junto a su anciano padre. Él quedaba mirando el techo en su cuarto, en medio de la noche, aún buscando entre los recuerdos la mirada desviada entre respuestas de Rohan como si no le hubiera dicho toda la verdad con respecto a ese visita. Era tanta su curiosidad por la búsqueda de tener esos ojos mirando los suyos que al terminar viéndolos en cada conversación después de aquella visita, que a partir de aquella visita de vez en cuando Rohan volvía cuando quedaba poco tiempo, y se daba cuenta que cada vez que sincronizaban miradas involuntarias sentía algo que no sabía cómo explicar.

Aquella tarde su sobrino había partido con la primera parte de su viaje a Egipto, había pedido a Jotaro que lo contara pero no solo por la razón de querer saber al igual que los demás, quería una razón más tener más tiempo con Rohan, cruzar miradas al despedirse y poder volver a sentir la mirada del mangaka, quien desde aquella visita en el hospital sentía que su mirada ya no era tan distante como antes.
Después de pensar eso duele decirse que podría haber mejorado la relación con él de no ser por haberse guiado por travesuras planeadas en su mente como cuando conoció al alien Mikitaka Hazekura y se dejó guiar por sus ideas con tal de ganar dinero. Aunque al momento en que Rohan había sentido desprecio hacia Josuke fue el hecho de que lo venciera cuando fue a salvar a Koichi y a Okuyasu.

Iba quedando dormido mientras seguía pensativo mientras miraba el techo, «sus ojos son tan hermosos» pensó mientras sentía sentí sus ojos pesarosos «como aquella rosa, hermosa pero con espinas que duelen cuando sabes que uno mismo provocó en formárselas con tal de que se proteja de cada cosa que le diga».

Mírame a los ojos ||VIDA ENTRE CAOS|| 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora