Nomeolvides

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En la celeste pequeñes de sus pétalos,  la flor que conocemos como "nomeolvides" guarda el recuerdo de una tan bella como triste historia de amor y debe su nombre a esa historia.

Sucedió,  hace mucho, en alguna región de Alemania, muy probablemente en el sur. No me ha sido posible ubicar con exactitud el lugar ni el año donde y cuandose desarrollaron los acontecimientos que voy a contar.

De todos modos, no importa, ya que para reconstruirlos tal cual ocurrienron me basta:

-imaginar dos chicos enamorados...

-abrir un viejo cuaderno de tapas blancas...(el mismo que en la ciudad de Munich quiso ir a parar a mis manos, desde las de un librero anticuario) -y elegir un río en el mapa Alemán...(me decido por el Isar).

-Imagino dos chicos enamorados...

Ella: Silke; él,  Erwin; los dos asisten a uno de los últimos grados de la escuela elemental y, como buenos alumnos que son, se sientan en los bancos del fondo del aula. Silke un poco más atrás, invariablemente.  (Es que Erwin no se lleva muy bien que digamos con las tablas de multipicar...)

Sus compañeros se intercambian miradas picaronas cada vez que los ven alejarse juntos, a la salida de clases. Pero a Erwin y a Silke no parece afectarles. Es más, nisiquiera lo advierten, entretenidos en sus charlas cuando abandonan el aula. Luego, recorren las cuadras que los conducen desde la escuela a sus hogares, cada uno en su bicicleta.

Se despiden frente a la relojería de la calle Wiesen. En esa esquina, Silke dedica a su amigo la última sonrisa del día y éste le devuelve el guiño. Eso, cuando no están enojados por alguna tontería....

¡Y continuamente los separa alguna tontería!

En ese caso, uno gira velozmente hacia la izquierda y la otra a la derecha, cada cual rumbo a su casa y como de costumbre, pero sin mirarse.

Sin embargo, las peleas entre ambos no duran demasiado. Erwin sabe que hacer para que los labios apretados de su amiga se estiren en una nueva sonrisa: se las ingenia para encontrar alguna hierba, hoja o flor que Silke no haya conseguido aún para aumentar su colección,  ésa que reúne en las páginas de un cuaderno de tapas blancas.

A ella le apasionan las plantas. Asegura que, cuando crezca,  sera la mejor jardinera de toda Europa.

Entretanto, riega  las macetas que se alinean en cada ventana de su casa y colecciona cuanta hoja o flor encuentra,  colocándolas con delicadeza en las páginas de su herbario.

Claro que, para ella, las que le regala Erwin son las mas preciadas.

Mira si no: debajo de todas anota el nombre de la especie, con su letra delgada y derechita, pero siempre escribe varios renglones al pie de las que le obsequia su amigo, o las distingue con breves rimas de su propia creación.

Es una joyita el herbario de Silke.  Y ahora vas a saber por qué.

Abro el cuaderno de tapas blancas...

"HERBARIO DE SILKE" y, más abajo, "FELIZ NAVIDAD", se lee en la primera página. Son las únicas palabras escritas con letra gótica y no son obra de una niña. Seguramente las dibujo él papá o la mamá. Ese tipo de caligrafía debe de costarle todavía a Silke.

Desde la segunda página en adelante, pequeños ramitos u hojas solitarias, manojillos de flores chiquitas o grandes ejemplares únicos, se suceden a lo largo de casi todo el cuaderno. Están prolijamente dispuestos debajo de rectangulos de papel celofán,  frágiles vitrinas que evitan el deterioro.

Seca, inmóvil como una mariposa de ilustración, cada muestra exhibe forma, textura, pétalos o nervaduras con toda claridad. A Silke le encanta pasar levemente su dedo índice sobre cada una de ellas, mientras echa a andar su imaginación por los caminitos que le señalan esta suerte de pequeños mapas vegetales... Por eso, escribe, por ejemplo...

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⏰ Última actualización: Aug 31, 2014 ⏰

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No me olvides-Elsa BornemannDonde viven las historias. Descúbrelo ahora