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- Señor Hemmings -dice una voz cercana- Señor Hemmings -vuelve a repetir esa misma voz solo que ahora un poco más fuerte- ¡Señor Hemmings! -se escucha un grito y entonces ahí es cuando me despierto.

Era el señor Willkensdrunsken, mi profesor de sociales. ¡Por Dios! ¡Otra vez me dormí en clase! Últimamente he estado desvelándome y pensando tantas cosas. Estaba cansado de escuchar a mi madre llorar todas las noches, gracias al nuevo novio estúpido que tiene.

- Señor Hemmings, -dijo Willkensdrunsken- al parecer usted entiende perfectamente el tema. ¿Podría explicarnos de que se trata?

Oh no, ahora si que estoy hundido. Yo no se nada sobre sociales. Si sigo así voy a perder el año. Tengo que decirle algo, cualquier cosa. Una excusa.

- Señor, pero usted es el que sabe más. No le quiero hacer perder su credibilidad. -dije burlándome un poco- Por favor continúe

Los alumnos de la clase me siguieron el juego y empezaron a reírse con mi comentario.

- ¡Señor Hemmings diríjase inmediatamente a la rectoria! -dijo Willkensdrunsken enojado y señalando la puerta.

- Ay no profe, no tenemos que terminar las cosas así, mi... -me interrumpe-

- Ya me escuchó, diríjase ahora mismo a rectoria. Ya no me aguantaré más estos sabotajes ridículos suyos de siempre. Por favor. -dijo con las mejillas sonrosadas al límite de la rabia.

Me levante de mi puesto y salí del aula, fui a la rectoria y esperé a que Willkensdrunsken llegara. Mientras esperaba, vi algo que me llamo la atención por completo, bueno... no algo, alguien. Esa mujer. Fue como si hubiera visto a un ángel pasar frente a mis ojos. Una mujer como de unos 28 años, morena, tenía unas excelentes curvas, que mujer. Se nota a que establish buscando algo y de repente se me acercó.

- Hola, disculpa -dijo- ¿Sabes donde queda la rectoria?

- E-es-Esta a-qui -dije tartamudeando y con las manos sudorosas. Nunca me había pasado esto con una mujer. Siempre soy yo el que las hago poner así. Pero ella era tan diferente, ese cuerpo, esa cara, esa actitud. Me dejó encantado.

- ¿Cómo dices? -preguntó confundida

Trate de controlar los nervios lo que más podía. Pero me estaba matando. Era demasiado hermosa. Me intimidaba su mirada, sus penetrantes y hermosos ojos verdes.

- Que... que es aquí al lado. -dije controlando la adrenalina que tenía en mi cuerpo

- Ah claro. -dijo- Gracias niño. ¿Puedo sentarme aquí?

¿Niño? ¿Acaba de llamarme niño? No esto no puede estar pasando. ¿En serio? ¿Niño?

- S..-si, si. Claro siéntate -dije todavía con los nervios a flor de piel.

- Gracias niño,-dijo- que lindo eres

Amor no soy un niño, entíendelo por favor.

- Oye y... ¿Cual es tu nombre? -dije por primera vez sin titubear.

- Cecília, lindo -dijo con un tono dulce y algo burlesco.

- Que hermoso nombre -dije- igual que tú

Sin querer se me salio lo último, yo solo la mire a los ojos, vi que ella se puso seria de un momento a otro. Me di cuenta al instante de que fui un poco impertinente.

- ¿Que edad tienes? -pregunto con un tono agresivo

-17 -dije un poco avergonzado

- Claro, ya veo. -dijo- Al parecer vas a cumplir 18. Entonces te crees muy maduro.

- Si, no lo digo por nada pero de mis compañeros soy el mas "maduro", como tú dices. -dije sarcástico

- ¿Ah si? -dijo sacando un papel y anotando algo- Entonces ven esta noche a esta dirección y comprobaremos si es cierto lo que dices

- ¿Está noche?

- Si, pues si quieres. ¿O tienes que pedirle permiso a tus padres? -dijo y me lanzó una mirada pícara

- Claro que quiero -dije ansioso- solo dime a que hora y donde

Ella me paso el papel en el que estaba escribiendo y me dijo "nos vemos alli". Al instante la llamó el director para que siguiera a su despacho, entonces nos separamos. Estoy tan ansioso. Que mujer tan perfecta. Esta noche va a ser la mejor de mi vida. Estoy seguro.

EighteenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora