ONE-SHORT: NOSOTROS SOMOS UNO

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La brisa corría libre, llevando con ella aromas, esencias, rastros. Recorren deferentes lugares para mezclarlo todo en algo único, inigualable. Aquella brisa entraba por el ventanal, trayendo consigo ese aroma a mar. A las primeras olas de esa mañana encantadora. Le susurraban a aquel hombre de cabellos turquesa que ya era hora de despertarse, de abrir sus ojos. Pero se rehusaba, no quería. Adoraba estar así, la suavidad de la cama, su piel desnuda rosando las ligeras sábanas, la frescura que le transmitía, y tener a su esposa entre sus brazos. Sentir su respiración lenta, tranquila. Adoraba esto simples momentos pero eran nuevos y quería tener cada uno. Apenas los estaba conociendo, apenas estaban en su luna de miel. Habían pasado tantas cosas desde lo de Rika. No, mejor dicho, desde que falleció su madre. Un bucle del cual sentía que no podía salir, con malas decisiones una tras otro, con un muro que crecía y crecía.

Dejando aislado, sin que su yo verdadero saliera. A gritos sordos por ayuda, pero nada. Y pensó en Rika, como llegó a su vida y confundió amor con obsesión. Tanto era su anhelo de ser amado y amar que confundió todo. Lo que le trajo malas decisiones. Pero ahora... no sentía nada de eso. No sentía nada salvo agradecimiento en cierto modo. Ya que ella la llevo a conocer a Isa. Su amada esposa. Las circunstancias en que se conocieron tal vez no fueron las mejores pero permitieron que él entendiera que era el verdadero amor. Un amor que no te somete, no te lastima, no te desprecia. Por el contrario, que te trae paz, alegría, un refugio ante adversidades. Ahora estaba en paz. Abrazándola, sonrió. Delineó su espalda desnuda con su dedo indice, desde la cuello hasta su cadera.

    ⁃     Jihyun... -susurró entre sueños.

A lo que él solo sonrió más, sintió su fragancia, que se mezclaba con el ambiente. Le daba caricias a su brazo, quería sentir toda su piel. No era la primera vez que estaban así, desnudos después de hacer el amor pero, ahora era distinto. Ahora eran marido y mujer, eran ante la sociedad uno solo. Aunque él lo sabía, sabía que le pertenecía desde que la vio pero sus temores y demonios del pasado no lo dejaron ser. Y además, tenía que curar todas esas heridas que cargaba con él. Cada herida que le hacía cada vez más difícil vivir.

Pero ahora... aquí, entre sábanas blancas, entre sus brazos tenía la felicidad, la calidez de un amor. Acogedor, reconfortante pero que no te quema, no te destruye, no te daña. Le besó la nuca, inhaló su aroma nuevamente, y solo escuchaba la respiración de Isa. Y su corazón latía más fuerte. Siguió bajando, ahora por su columna, besaba cada parte... cada rincón que solo él había visto. Lugares de piel tan únicos y privados de ella.

    ⁃    ¿V...? ¿Cariño...? - murmuró somnolienta.

    ⁃    Buenos días, Isa -besó sus labios, de una manera tierna, delicada. Poco a poco ella le fue correspondiendo pero con más impetuosidad- perdona que te despertara, ¿cansada?

    ⁃    Uhmmm... no te preocupes -se frotó los ojos-... ni que lo digas, estos días fueron duros...

⁃    Lo sé -la volvió a besar y se recostó encima de ella- han sido una locura... una locura muy hermosa...

    ⁃    ...¿ahora casados? -los ojos de esa mujer brillaban con el solo hecho de mencionar aquello.

    ⁃    si, marido y mujer hasta el fin de los tiempos -volvió a besarle, sentir sus cálidos labios, sentir que por fin logró salir de esa tormenta en la que vivía. La cual intento controlar, hacerla que se quedara sin importar que muriera en el proceso. Ahora todo era distinto, era feliz. Se sentía amado, tal como él es. Era aceptado, comprendido. Pero él también aprendió. Aprendió como era un amor de verdad, un amor puro... que te acepta como eres. Que te ayuda a superar tus problemas, que te apoya y no lastima. Eso y más era Isa ante sus ojos.

[+18] COMO PRIMAVERADonde viven las historias. Descúbrelo ahora