Parte -1-

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Erza Scarlet

— Qué buen día hace hoy, creo que iré a caminar un rato... — Suspiró sonriendo leve aquella pelirroja mientras veía por la ventana.

Cogió sus cosas, y salió por la puerta de su casa. Caminó y caminó tranquilamente, pasando por la plaza del pueblo, y siguió caminando, hasta que llegó a una heladería que había cerca de un parque, en el cual habían niños y niñas jugando. Erza se sentó en una de las mesas de aquel lugar, y pidió un helado de fresa con nata y chocolate, contemplando aún con una sonrisa, el juego que aquellos tenían.

Jellal Fernandes

— Es un buen día... — Musitó suavemente el azulado. La mañana era hermosa, perfecta para pasear un rato. Y siendo él una persona que tenía pocas veces una oportunidad así, decidió aprovecharla.

Salió del lugar donde residía.

Inmediatamente después, estiró su cuerpo y con suma calma empezó a transitar las calles de aquella basta y hermosa ciudad. No había lugar alguno que no estuviese lleno de vida, y eso era algo que el hombre no pasaba por alto; observaba como todos realizaban sus actividades diarias, pero lo que más llamaba su atención era la vitalidad con la que los niños jugaban en el parque. Verlos, era realmente relajante para él, pues debido a que conocía en carne propia el infierno que se puede pasar siendo un niño, era algo magnífico saber que también había cosas buenas para ellos.

Decidió continuar su caminata, pero esta decisión se vio truncada, cuando la figura de cierta hermosa mujer de cabello escarlata se graduó en su retina

— Esa es... Erza... —

Erza Scarlet

Aquella mujer de cabello escarlata seguía mirando a los niños jugar, y se enterneció cuando un niño se acercó a la niña que se había caído, y la ayudó a ir a la fuente para echarle agua en la herida, aunque lo que más le enterneció también, fue como aquel le daba un pequeño besito en aquella zona, mientras se deleitaba con las cucharitas que ésta se metía a la boca, alguna de ellas solo pasaba su labio superior casi apenas por encima de el trozito de helado que en la susodicha, y así iba; todo parecía que se estaba comiendo el aquel fresquito manjar sin segundas intenciones, o eso intentaba hacer que no pareciera.

— Está delicioso... —  Suspiró aquella con una voz gustosa y cálida.

Terminó luego esbozó una pequeña risita al ver como seguían jugando los niños en el parque, aunque poco le duró aquello, pues sus ojos divisaron a un cierto peliazul, sorprendiéndola, y en aquel momento, la manera en la que se comía el helado, fue aquella que posteriormente se mencionó.

— ¿Je~Jellal...? — Musitó en su mente, sorprendida, mientras sacaba la cuchara de su boca lentamente, sus mejillas sonrojaron, más, intentó estar lo más calmada posible.

Jellal Fernandes

Aún cuando supo que ella lo había visto, continuó a la distancia.

Su primer impulso fue el de correr hacia ella y tomarla entre sus brazos, pero estaba claro que no podía hacer eso de manera descuidada, ya que no sabría el reaccionar de la mujer, por lo cual, solo se mantuvo de pie, contemplándola en la distancia

— Erza... — Reprimía sus deseos de ir a ella, pero aun así esperaba que ella, tuviese el valor del cual él carecía y así fuera a su encuentro, pero también pensaba en que ella no haría tal cosa, pues lo mas normal seria que el la buscase, pues mucho tiempo atrás él era quien decidía alejarse, siendo lo más lógico que fuese él mismo quien decidiera acercarse.

El Picante Helado. (Roll + lemmon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora