Gatito perdido.

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Bueno ¿Y a donde lo llevo guapo? — le pregunto el mexicano.

— Al mejor hotel de la CDMX, por favor — le respondió el coreano.

— Ouh sabe hablar español, yo pensé que no por que puso cara de qué pedo de que habla este wey — el mexicano puso cara de pensativo según el.

— Si, sé hablar español pero no entiendo cuando habla demasiado rápido — el coreano hizo un puchero.

— Bueno, bueno, no hablaré tan rápido, entonces vayamos al mejor hotel — prendió el carro y se pusieron en marcha.

Ninguno de los dos hablaba, así que para alegrar el ambiente el mexicano prendió su radio, sonó la voz de Vicente Fernández, esas canciones no son para alegrar el ambiente, de echo el mexicano las escuchaba cuando estaba deprimido por no poder encontrar su amor extranjero. De pronto recordó a su gato que se le perdió y decidió contarle al coreano.

— Sabe yo tenía un gato, era muy obediente pero él se escapó y ya no lo encontré — le dijo el mexicano mientras se limpiaba su lágrima.

— Ouh yo lo lamento — le respondió el coreano preocupado.

— Si, gracias, de echo le dedique una canción y siempre cuando salgo a buscarlo la canto ¿Quiere escucharla? — le pregunto el mexicano con una sonrisa.

— Está bie- bien — al coreano se le hacía muy tierno ese mexicano.

El mexicano conectó su celular al estereo y empezó a sonar una tonada.

Claro que el coreano sabía cuál era esa canción, le rogó a sus dioses que el mexicano no la cantará pero ya era demasiado tarde.

— Gary ya se, estuve mal, te descuide y ahora no estás, Gary lo lamento te olvide y no pensé que iba a perder, ahora me dejaste, solo estoy sin ti, tu miau es música si pienso en ti, vuelve a casa pronto, vuelve a mí, GARY VUELVE A MI. — el mexicano siguió cantando.

Mientras el coreano iba asustado, ni su hermano cantaba con tanto sentimiento esa canción.

Luego de unos 20 minutos y 10 repeticiones de la misma canción, llegaron al hotel, el coreano se bajó de prisa.

— ¿Cuánto te debo? — le pregunto el coreano.

— No es nada lindo, por esta vez invito yo y bienvenido a México — le respondió el mexicano con una sonrisa.

— Ouh bueno, muchas gracias supongo — le dijo el coreano agarrando su maleta.

— Si y mira este es mi número, ya sabe por si necesitas un taxi — el mexicano le guiñó un ojo

— Si bueno gracias, adiós — se despidió el coreano con un sonrojó.

El mexicano espero a que el coreano entrará por completo al hotel para irse.

— Ay el amor es tan lindo, pero ahora tengo que ir a buscar a mi pobre Gary — se dijo a si mismo el mexicano.

~Polpy💖

Enamorado de un mexicanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora