Revelación: alas

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Estaba cansado, sus piernas y brazos le dolían desde hacía semanas debido a que se había dedicado más que nunca a los ensayos de sus estudiantes y al propio que parecía no tener fin. En ese último día, el staff del teatro que había alquilado para la presentación de su academia lo habían solicitado para unas últimas indicaciones antes de dejar todo listo para el día siguiente, cuando todo el esfuerzo que habían puesto rendiría sus frutos.

Luego de arreglar aquellos detalles, se despidió de los representantes y tan solo algunos guardias, quienes custodiaban las puertas de entrada se quedaron ahí; había citado a los estudiantes que presentarían al día siguiente algún baile y faltaba poco para que llegaran. Esperó sentado desde el escenario con las piernas colgando desde el filo de la gran estructura y mientras iban llegando uno a uno, estos se iban sentando abarcando los asientos de las primeras filas, justo al centro. Justo frente a su maestro.

Permaneció serio y saludaba con un ligero movimiento de cabeza cuando uno de sus estudiantes se presentaba anunciando su presencia y después, tomaba asiento; no fue sino hasta que vio una figura que reconocería en cualquier parte del mundo cuando la chispa de una diminuta sonrisa amenazaba con aparecer en su rostro. Siempre era el último en llegar, pero siempre llegaba y con eso, estaba conforme.

Cuando todos sus alumnos estuvieron presentes, los invitó a subir al escenario para empezar a calentar, ese sería el último ensayo antes de la presentación y debían hacerlo como si se tratara del día mismo, por lo que MinHyuk les pidió a todos cooperación, seriedad y formalidad desde que pusieron un pie sobre el gran proscenio.

Los pasos estaban listos, todos los chicos conocían perfectamente los movimientos que debían crear con sus cuerpos al ritmo de las distintas melodías y el orden en que aparecerían también estaba cuidadosamente organizado por el director de la academia quien, desde que indicó el inicio del primer ensayo general, se había sentado en uno de los asientos del centro de toda la estructura.

Su mirada fue un gesto de total indiferencia a medida que veía las presentaciones de sus alumnos.

Al inicio, se presentarían todos los estudiantes como parte de la introducción a los subgrupos y por último, estarían los solistas, Yukwon estaba como primer solista, ya que era también profesor de la academia, dando así el inicio de su trabajo con los demás chicos. La música que él había elegido era tal cual su personalidad, alegre pero un tanto misteriosa. Los movimientos de su cuerpo iban al son de cada cambio de sonidos que conformaban la melodía, se veía tan sincronizado con la mezcla que ni siquiera parecía que se estaba esforzando, a pesar de que en cada paso que marcaba, sentía una ligera punzada de dolor; nada que no hubiese sentido antes, pero era clara prueba de su trabajo diario.

Cuando terminó, sonrió hacia el público inexistente, su profesor les había dicho que mostraran su talento como si ya estuviesen presentándose en el gran día y conocía a la perfección la personalidad juguetona de Yukwon, aquel gesto le hizo sonreír, ocultando la curva de sus labios bajo su mano, que permanecía recargada en su rostro. Ese chico le encantaba, no había duda, lo volvía completamente loco.

Ya era viernes por la tarde, faltaba poco para que Jaehyo y Yukwon abandonaran el estudio de Zico; el pelirrojo se encontraba sentado cómodamente en el sofá, mientras que los otros dos, estaban en el suelo con un montón de piezas de distintos colores, materiales y dimensiones a su alrededor y la pieza rota en medio de ellos.

Llevaban un largo rato intentando completar la pieza, aunque Zico insistía en hacer una nueva partiendo de la mayor parte de lo arruinado, Jaehyo insistía en hacer una réplica, ya que tenía en mente que significaba mucho para el otro y por ello, debía ser igual a la que había roto. Sus tan habituales discusiones habían vuelto, y estas mismas, tenían a Yukwon harto.

Painting my heartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora