00. ❝ Prefacio ❞

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     Desde el primer momento en el que lo vio, supo que las cosas no iban a terminar bien.

     Tristan no era un hombre maleducado, ni mucho menos desagradable. Era amable con cada persona que se le pasaba en frente, lo pudo ver desde el momento en que entró a la sala. Saludando a todos allí sin importar si eran directores de casting o empleados, siempre con una sonrisa amable, manteniendo la compostura. La naturalidad de su andar le había gustado desde el primer momento, lo cual había sido uno de sus peores errores. Tan solo uno de ellos, ya que había cometido muchos de ellos más tarde: las tardes a solas mientras practicaban sus primeras escenas, las miradas que se lanzaban en medio de sus cenas en grupo, aceptar la forma en la que Ackley apoyaba su mano en su espalda baja de forma inconsciente mientras se acercaba a hablar con ellos... eran un sinfín de maldiciones, acumulandose una a una sobre su pellejo.

     Sobre todas las cosas, Tristan Ackley cargaba con una reputación. Una que, dicho propiamente, Damianhabía hecho caso omiso. Se arrepentía profundamente de no haber mantenido su guardia en alto, porque ahora no tenía forma de arreglar su desastre. El hombre era más encantador en persona, mucho más de como era pintado usualmente en los medios masivos. Si, su rostro era hegemonico por lo menos, pero su hechizo recidía en su carisma. Había reído sin preocupaciones cuando leyó aquellos comentarios sobre que Ackley era "el sujeto más atractivo de la TV americana", incluso creyéndose escéptico. Al final descubrió que no se habían equivocado, ni era una mentira: cada mirada parecía un poco más intencional de lo que debería, como si sus cuerpos se estuvieran encendiendo cada vez que se miraban. Estaba maldiciendo su existencia, ¿acaso estaba entendiendo en ese momento al público que había hecho estallar las redes sociales por una imagen suya con un gatito? Por supuesto que si..

     No podía dejar de pensar en la forma en la que sus manos apretaban su ropa, atrayéndolo hacia su cuerpo cada vez que se besaban. No rudo pero si dominante, con sus dedos tibios apretando su piel con una suavidad que nunca había probado con anterioridad. No era dulce, pero un aroma agradable llegaba a su nariz al acercarse. Cuando besaba su cuello, rozando sus labios por su piel como si fuera nada, ¿Cómo no podía sentir nada, si sus cuerpos se buscaban con necesidad cada vez que se tocaban? No era posible, no lo creía. Si le acariciaba con tantas ansias, si lo besaba como si de eso dependiera su vida, ¿Cómo no podía desearlo de verdad?

     Era, en efecto, un gran actor.

—¡Corten!

—¿Uh? —Damian parpadeó hacia las luces, algo desconcentrado. Le tomó un segundo, pero la realidad le devolvió a donde estaba rápidamente. Las manos de Ackley aún en su cadera, su cabeza apenas apoyada sobre su camiseta color vino, respirando sobre ella—.

     Las luces brillaban en su dirección. Un par de metros adelante, un par de manos se movían hacia los lados haciendo una señal negativa. El director, Ryan Smith, les estaba pidiendo que corten la escena. Por la mirada que les estaba dirigiendo, podía adivinar que algo mal estaban haciendo. Después de todo, lo difícil en aquel trabajo era dejar al director satisfecho. Estaban tan cerca que, cuando el otro suspiró con frustración, su aliento caliente golpeó sus labios.

—¿Qué? —cuestionó Tristan sin rodeos, mientras se alejaba de su cuerpo—.

—Es demasiado, fui muy claro con las instrucciones, Ackley —observó como Ryan se acercaba, caminando rápido con sus piernas cortas, agitando su carpeta en su mano izquierda—. Tienes que empezar a escucharme y dejar de hacer lo que quieres con las escenas, se está saliendo de control.

     Tristan le quitó la carpeta de las manos, dejando ir un suspiro por sus labios. Ambos se olvidaron de él en un instante, a lo que contribuyó sentándose en solitario en el piso del set. La escena no era nueva, ya la habían practicado un par de veces. Ni siquiera había sido su primer beso, de lejos. Aún así y contra todo pronostico, el nerviosismo subió por su cuerpo en forma de cosquilleo. Claro, la queja de Ryan tenía sus fundamentos, ya que después todo se suponía que aquel beso era uno de los más tristes que compartían los protagonistas de la historia, cuyo contexto se basaba en... puras calamidades. Incluso en aquella serie de streaming de tinte tan progresista, el director entraba en pánico cuando los acercamientos eran demasiado acalorados.

ILLICIT AFFAIRS (Repercussions)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora