Deseo

8

-¿Eres feliz con mi hermano?-
La pregunta de María José me había tomado por sorpresa.
-No entiendo a qué viene tu pregunta-
-Solo contesta-
-No lo se, es muy bueno, divertido, siempre me llena de detalles pero..no lo amo-
-¿Y entonces ? Me queda claro que no lo
amas pero no comprendo porque seguir al lado de alguien a quien no quieres-
-Ya te lo dije, fue un acuerdo, ademas no quiero ser una solterona toda mi vida-
-¿Soltera? Calle, eres hermosa, cualquiera querría casarse contigo-
-¿Hasta tú?
-Cualquier hombre quise decir-
-No tiene que ser necesariamente un hombre-
-¿Te casarías con una mujer-
-Si estoy enamorada y ella me corresponde si. ¿Tú no?-
-La verdad no lo creo, a mi me gustan los hombres y...-
-Y también te gusto yo-
Aquello último puso nerviosa a María José  y yo aproveché ese momento para acercarme a ella.
-Aunque sea por esta ocasión déjate llevar por lo que sientes ¿Si?-
La bese y ella poco a poco correspondió a mi beso, comenzó siendo un beso tierno pero fue cobrando intensidad, jugué con su lengua y baje a su cuello, ese era el punto más débil de María José, nos acostamos en la pequeña sabana que habíamos llevado para cubrirnos y seguimos besándonos, baje mi mano hacia su short y lo desabotoné, mientras la besaba acariciaba su entre pierna y pude sentir como ella lo estaba disfrutando, con algo de cuidado le quite su blusa y deje besos en todo su abdomen, me deshice de su sostén y acaricié sus bubis,las masajee por varios minutos y chupe uno a uno de sus pezones y luego volví a su boca, entre besos y caricias le quite las prendas que le faltaban y admire su cuerpo, era preciosa, la bese una vez más y ahora fue ella quien me quitó la blusa y yo la ayude con el resto.
Baje hasta su vagina y comencé a besar allí, ella se tensó, cerró los ojos y gimió, eso último me excito aún más e introduje más mi lengua, María José correspondió aradańdome mi espalda, seguí en lo mismo por varios minutos hasta que la sentí lo suficientemente húmeda, introduje 2 de mis dedos en ella, lo hice con cuidado para no lastimarla, la miré y sus ojos me rogaron que no parara...