–Te necesito– Fue lo último que Katrina escucho decir a Niall antes de partir.
Niall fue el novio de Kat durante aproximadamente dos años, eran inseparables, mas que novios, ellos eran mejores amigos.
Podían pasar días juntos y ellos jamás se aburrían, básicamente, eran la pareja perfecta, una historia de cuento de hadas.
–Lo siento Niall– repetía una y otra vez Kat, seguía atormentándose y culpándose por lo ocurrido.
–Está bien Katie, no fue tu culpa– Habló Niall que estaba parado en frente de ella –Solo fue el destino– Le acaricio la mejilla por la cual hace muy pocos segundos corrían unas lagrimas.
–Niall… yo… yo lo siento, tu sabes cuánto te amaba… cuanto te amo– Llevaba viendo a Niall desde el día en que murió, al menos para ella ya no era extraño verlo.
–Kat, Katie mírame– repetía Niall mientras le tomaba el rostro con ambas manos –Debes seguir tu vida, ¡estas a punto de cumplir 18! – la miraba directamente a los ojos. Para Katrina, Niall ya no era un fantasma, lo sentía tan real, tan presente. –Realiza tus sueños Kat, es decir, te lo mereces, haz pasado mucho tiempo aquí, encerrada conmigo… y a decir verdad – Sonrió de lado – Un fantasma no es muy buena compañía– Eso es lo que había enamorada a Kat de Niall, su paciencia cuando ella sentía que ya no podía seguir.
Niall tenía razón, a fin de cuentas el ya no existía en este mundo, en el de Kat iba a existir por siempre pero el ya había muerto y ella debía seguir adelante.
–Niall… No me abandones. –Lo mire directamente a sus ojos, esos ojos azules, tan profundos como el océano mismo.
–Nunca lo haría Katie– Corrió un pequeño mechón que revoloteaba por mi rostro – Eres hermosa, ¿Te lo he dicho? – Kat sonrió y bajo la mirada.
–Me lo has dicho…– Kat comenzó a contar con los dedos de la mano de Niall. – Unas… ¿Mil veces? – Niall rio, la risa que podía iluminar toda una habitación, la risa de la que Katrina se había enamorado perdidamente.
–Lo eres Kat– Niall cambio su rostro a uno más serio, era muy poco común ver a Niall así, el era un chico muy risueño. – Por la misma razón debes seguir tu vida, deben haber mil chicos esperando que salgas de aquí para poder coquetearte– bajo la mirada– Yo ya no existo Kat, no creas que me estas engañando o algo por el estilo, eres libre – sonrió Niall.
Y luego de esa última frase Niall desapareció una vez más, desde que lo veo como un fantasma, el aparece y desaparece cuando se le place, el era una alma libre y yo… yo no.
Ya era otro día, Kat no esperaba que Niall apareciera para hacerla salir de su habitación.
–Hoy es el gran día– Rosalie le sonrió dulcemente a Kat. Rose era la hermana melliza de Kat, eran mejores amigas y cómplices.
–Espero que todo salga bien– Kat hace un año que no salía de su casa.
De pronto Kat recordó todo lo que había hablado con Niall ayer, el tenia razón merecía algo mejor que estar encerrada como una loca antisocial.
–¿Que… Que haremos hoy Rosie? – Hablo Kat.
–Espero que podamos hacer cosas de chicas…– Dijo Rosie emocionada. – No quiero forzarte a nada Kat, es decir, se lo difícil que es para ti todo esto– Rosalie se esforzó en sonreír, pero más que una sonrisa feliz, parecía una sonrisa cuando a alguien le dicen que va a morir de cáncer.
Kat siempre recordaba la sonrisa de Rosalie, ellas eran tan distintas entre si aunque su parecido físicamente fuese impactante.
–Rosie…– rompió el silencio Kat. – Gracias, por hacer esto por mí, sin ti y sin N…– Por un momento Kat casi nombra a Niall, cosa que entre ella y Rosalie estaba prohibido estrictamente.
– ¿Qué? – Dijo Rosalie en un tono duro y seco.
–Quiero decir sin ti y sin…– Kat intento pensar en una mejor respuesta que Niall. – ¡NADIE MAS! Eso…– Luego de ese incomodo momento Kat prefirió guardar silencio.
Rosalie y Katrina prefirieron ir caminando al centro comercial, al fin y al cabo no vivían tan lejos. –Londres es maravilloso en esta fecha– Decía Rosalie y Kat solo se limitaba a sonreír.
Katrina se había mudado a Londres por Niall, ella era de New York y Rosie llego luego de la muerte de él, para así hacerle compañía a su hermana.
Todo le recordaba a Niall. Kat conoció a Niall en un viaje que su clase hizo a Londres. Donde lo conoció y su mundo se descontrolo por completo.
Kat siempre recordaba la primera vez que vio a Niall, una heladería. Kat había ido por unos helados para ella y sus amigas de clase y ahí lo vio, una sonrisa, solo una sonrisa y sintió como si todo a su alrededor se desmoronaba, por un momento, una centésima de segundo, solo era ella y el, Niall y Kat.
Kat sintió unas incontenibles ganas de llorar, pero rápidamente recordó toda la conversación del día anterior.
–Está bien– Dijo Rosalie, quien noto el estado de Katrina. Ella solo le limito a agachar la cabeza.
Estaban en el centro comercial y Rosalie había hecho mucho reír a Kat, quien agradecía tener una hermana como ella.
–Cómpralo – Repetía Niall una y otra vez con su cara de perrito abandonado.
–Niall… no– Le decía Kat a su novio.
Kat observo por unos segundos el hermoso vestido azul de la vitrina. Y se decidió.
–Rosie, quiero ese vestido– dijo Kat decidida y con una gran sonrisa en su rostro. Rosalie la miro muy confundida e impactada.
– ¿Estás segura Kat? – Dijo Rosie – Es decir… no lo sé– Últimamente Rosalie decía mucho “no lo sé” y a Kat le molestaba un poco.
–Lo quiero– Le dijo Kat a su hermana.
– ¡Si lo quiere! – Dijo Niall, quien se encontraba de pie junto a Rosalie –Se vería hermoso en ti ese vestido Kat– Sonrió Niall mirando directamente a los ojos de Kat.
Niall a veces hacia como que olvidaba que nadie más que Kat lo podía ver y no podía hablarle como si aun estuviera vivo frente a Rosalie.
–Ahora no– Dijo Kat entre dientes.
– ¿Qué? – pregunto Rose y Kat solo se limito a sonreírle.
–Está bien, vamos, pruébatelo y te lo llevas– Dijo Rosalie entre saltitos y Kat rio.