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Te cree para corromper, para ejecutar, para acabar lo inacabado. Te cree para ser el arma más perfecta y letal...

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17 de noviembre.

Me gusta el olor a cigarro...

Muchos dirán que es una locura ¿A quién carajos le puede gustar ese olor, no solo eso, habiendo tantos exquisitos aromas, por qué te gustaría el del cigarro?

Fácil.

La sensación, su fuerte humo que amenaza con cortar tú respiración, sabes que es malo, pero no te mata, no en el momento... Solo sabes que es fuerte y ensordecedor pero con el tiempo adictivo.

No fumo, solo me gusta estar cerca de quienes lo hacen, para evaluar todas las interesante formas en que sus pulmones se van secando, hasta llegar a su inevitable putrefacción.

Si, lo sé, es un arte que muchos no aprecian, talvez nadie... Pero como todo lo existente, cumple un ciclo y sus consecuencias son las que son.

Tal como las mismas consecuencias que tendrá media clientela de Histeria, a este paso Kahler se quedara sin clientes en algunos años.

Las personas hoy están especialmente muy activas, más de lo normal, hace un tiempo no me pasaba por el club de Gregory, está más amplio y tiene ese tinte moderno y seductor que tanto atrae, antes solo era un lugar soso para buscar sexo,pero ahora, más refinado, público más sofisticado.  A alguien le ha ido bien estos últimos años,  de resto igual, gente descontrolada, buscan sexo y no mucho más.

Camino entre las personas, no hay tantas así que no me cuesta desplazarme, pasó al lado de una de las tantas barra no sin antes llevar una copa de un buen Chambord conmigo, la música comienza a sonar mucho más fuerte, dos figuras se hacen presentes en el escenario un hombre y una mujer, la chica atrae mi atención, una hermosa asiática, con un cuerpo de sirena, un rostro precioso decorado con una gran cicatriz que va desde su ceja derecha a su clavícula. Magnífica.

Doy un generoso trago a mi bebida, mis labios tiemblan reteniendo una sonrisa y aceleró el paso sobre mis afilados tacos de aguja. Si me quedo mucho tiempo aquí voy hacer uso de los servicios del maldito establecimiento y no es a lo que vine.

Me pongo en marcha hasta llegar a la zona de los privados, pasó al lado de los gigantes guardias que cuidan el lugar y ni siquiera me miran dos veces cuando me dejan cruzar a la zona V.I.P.

Miró en forma automática todo el lugar buscando a la persona indicada. Bueno no fue tan difícil...

Era inevitable que la mesa llena de armas y mujeres semi desnudas era la ideal para comenzar. Me dirijo hacia ella a pasos lentos pero largos, cuando estoy a un par de metros de llegar, atraigo la atención del empalagoso pero agradable...

—Kahler— digo llegando definitivamente a la mesa, su apellido es expulsado de mis labios, como una advertencia, talvez por que, lo es —Cuanto tiempo.

Gregory se levanta como un resorte de la mesa, igual, disimulando de forma decente su reacción. Sonríe de forma que haría un buen anfitrión.

—Caballeros, les presento a mi preciosa socia. Alea Levi. — cuando termina la vaga presentación doy una radiante sonrisa.

Hoy, soy Alea, un ser radiante. Pero seductor.

Levanto mi copa ya casi terminada—No hace falta la presentación dramática cariño, buenas noches.—digo dirigiendo mi atención a los hombre presentes y sus acompañantes.

G ∆ L ∆ ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora