Capitulo 1

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Me encuentro durmiendo plácidamente hasta que escucho cómo tocan mi puerta varias veces. Irritada, meto la cabeza debajo de la almohada y me las arreglo para seguir durmiendo con el sonido de la puerta a punto de caerse de fondo.

Algo dentro de mi cabeza me impide seguir durmiendo. Una inquietud que no me deja descansar. Intento seguir durmiendo pero eso no me deja . Abro los ojos de golpe. Me levanto y giro la cabeza hacia la ventana tan fuerte que mi cuello truena. Chillo y me masajeo el cuello mientras intento concentrarme en la ventana ¡El sol ya había salido! Salto de la cama y rápidamente meto mis cepillos de dientes y cabello en la mochila negra.

Me abotono la camisa blanca y me la fajo en la falda que tiene un patrón negro, verde oscuro y blanco. Me pongo las medias, los zapatos y meto la corbata (que tiene el mismo patrón que la falda) junto con los cepillos. Tomo el saco negro y me lo pongo. Salgo de mi cuarto y corro al de mi hermana.

—¡Vera! —grito al estampar la puerta —Ya vamos tar...

No se encontraba ni un alma en el cuarto ¡Se fue sin mi y no me avisó! Traicionada, fui traicionada y olvidada. Apenas inicia la tercera semana de clases y ya voy a quedar como un irresponsable. Enfadada, azoto la puerta y regreso a mi cuarto. Tomo mi mochila y salgo corriendo de casa.

Durante el camino choco contra uno de los varios Jades nerviosos y corro antes de que pueda reclamarme, pero disminuyo la velocidad cuando diviso oficiales en sus caballos. Lo que daría por tener un caballo, así llegaría a la academia más rápido, Vera y yo lo cuidaríamos, bañaríamos, saldríamos a pasear y nunca más nos preocuparíamos por todo el camino que tenemos que recorrer todos los días. Muy pocos Jades pueden darse el lujo de tener un caballo, evidentemente no soy uno de ellos.

Finalmente, logro llegar llegar al túnel Beta. La única manera de llegar a Arym desde Jedara. Afortunadamente, no hay fila en seguridad ya que voy tarde. Me dirijo a la entrada, en la que hay muchos guardias intimidantes. Hay dos puestos, ambos vacíos. Me acerco a uno de ellos, me atiende uno de los guardas, es alto, lleva su uniforme negro y blanco y una cara que no expresa emoción alguna, la cuál me recuerda a Vera.

Le enseño mi identificación y él me pide mi brazo. Dudosa y nerviosa lo extiendo y hago una mueca cuando pasan por encima del doblez del codo derecho, un dispositivo redondo que emite una luz cuando enciende el rastreador con una pequeña descarga. Froto con el dedo pulgar el doblez mientras me dejan pasar y corro tan rápido como mis cortas piernas me lo permiten. Jamás me acostumbraré a ese sentimiento, no es como que esconda algo, pero cuando el dispositivo hace contacto con mi piel me recuerdo qué hay alguien que sabe donde me encuentro en todo momento y no me deja tranquila. Éste es el protocolo que debemos seguir para ingresar a Arym. Enseñas tu identificación y luego activan el rastreador que te inyectan al nacer. Al final, continúo corriendo por la ciudad

Arym. El único lugar en todo el mundo en el que se te permite convivir con quien quieras y con libertad, sin importar al clan al que pertenezcas. Creo que nunca llegaré a acostumbrarme a ver a tanto guardias en Arym. Vigilan cada movimiento que hacemos, es tan fácil para ellos como levantar un dedo al mismo tiempo y aniquilarnos a todos. Dejo esos pensamientos de lado, las calles son lindas y bien cuidadas, a esta hora no pasan los carruajes . Tomo el atajo para llegar a la academia así que como puedo, trato de atravesar el mercado. Es grande y colorido. Los locales están cubiertos con toldos de todos los colores, mientras que las demás tiendas tienen sus propios establecimientos. Aunque vengas con el estómago lleno, con el simple olor del lugar se te abre el apetito. Escucho a varios vendedores dando a conocer sus productos y ofertas, mi panza gruñe en respuesta pero con todo el dolor de mi corazón la ignoro. Mi misión es llegar a la academia.

Llego a la entrada de la academia y me tomo un minuto para recuperar el aire. La entrada está vacía, seguramente, todos los alumnos se encuentran en sus respectivas aulas. Sigilosamente, corro por los pasillos hasta llegar a mi aula y miro por la ventana de la misma, el maestro aún no llega. Me alivio y entro al aula mientras paso por una bola de mandriles. Mis compañeros platican, otros se apresuran por terminar las tareas que nos encargaron hace dos días mientras que los demás fanfarrean sobre las habilidades inservibles. Realmente una bola de mandriles, pero estoy segura de que si hubiera llegado temprano sería parte de ella.

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⏰ Última actualización: Sep 15, 2021 ⏰

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