Fear

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Era un día como cualquier otro en la ciudad. Las grises y enormes nubes cubrían el basto cielo, privando la visibilidad de los cálidos y dorados rayos solares.
Un aire helado y escalofriante recubría la ciudad entera, atrayendo consigo un intenso aroma de humedad.

Los transeúntes que pasaban por las inmensas y aglomeradas calles centrales comenzaban a caminar con rapidez, faltaba poco para que una fuerte lluvia azotaría con ferocidad sobre ellos.

La luz carmesí del semáforo se hizo presente, otorgando el paso a los peatones para llegar a sus destinos. Entre aquel cumulo de gente se encontraba una preocupada joven corriendo a gran velocidad, envuelta en un vaivén de emociones.

La adrenalina corría violentamente por sus venas al igual que el frío viento que chocaba en sus mejillas. Las cortadas y rasguños no tardaron en aparecer en la morena piel de la chica, sin embargo, aquello no parecía un problema para ella.

Esquivando de manera torpe y brusca a las personas frente a ella, un vago recuerdo se repetía en su mente

...

—Hola Jay ¿Te encuentras bien? Te ves algo... demacrado...— dijo ella preocupada mientras fijaba la mirada en su amigo.

— Claro que estoy bien, Si estuviese enfermo mi mamá no me hubiera dejado venir a la escuela, sabes lo estricta que es conmigo. — mencionó el joven con tono burlón esperando calmar la creciente inquietud en su amiga.

Su pálida piel, sus ojerosos orbes y sus labios resecos provocaban las incremente sospecha de Madeline quien le observase molesta "¿A caso cree que puede engañarme luciendo así? Que idiota" pensó para sí misma mientras Jaden sonreía nervioso.

— Haré como que te creo, pero solo por esta vez ¿Entiendes? Solo prométeme que irás al doctor, ¿Sí? — sugirió la fémina tras cruzarse de brazos mirando fijamente aquellos ojos cansados tintados con un rojizo rubor. Parecía que él había llorado toda la noche.
Realmente quería saber que le pasaba, era su mejor amigo y era evidente que se preocuparía por él aun si fuese una pequeñez. Sin embargo solo se limitó a ver como el castaño le restaba importancia y continuaba su camino en dirección al salón de clases.

Ante la advertencia de la más baja, el joven rio eufórico. Siempre lo cuidaba y se preocupaba mucho cuando Jaden se lastimaba o enfermaba. Era muy protectora con él, lo que provocaba una ola de ternura a Jaden .

— Lo que tu digas mamá— exclamó en un susurro mientras reía.

— ¡Te escuché Jaden!

...

—Yo se lo advertí, maldita sea ¡Se lo dije! — frustrada, la joven maldijo en un triste y amargo susurro sintiendo como pequeñas gotas heladas caían por sus mejillas. Si no se daba prisa la lluvia la empaparía completamente.

Observó frente a ella su destino, finalmente había llegado. Detrás de las puertas del recinto trató de recuperar el aliento y limpiar aquellas efímeras gotas que el diluvio le había regalado.

En cuanto sus yemas tocaron la puerta del lugar, un mar de sentimientos azotó contra ella fuertemente; la angustia y el nerviosismo nuevamente se apoderaron de su cuerpo envolviéndolo en temblores que podían ser fácilmente ignorados debido al gélido clima que se apoderaba del lugar. Su estómago dolía, podía sentir como un vacío se generaba de su interior.

Hincándose sobre sus rodillas tomó con fuerza su pecho, sintiendo como su corazón palpitaba con una brutal fuerza, casi podía apostar que en cualquier momento seria expulsado por su boca amarga. Las gotas de sudor frio que recorrían su frente y caían por sus ojos como lágrimas, metiéndose de vez en cuando por sus ojos la traían hacia la realidad.

Con la mayor fuerza de voluntad posible se levantó del suelo tratando de no llamar más la atención y entró finalmente, en seguida se dirigió a la recepción del hospital con un fuerte temblor.

D-disculpe, me preguntaba si tenían registro de un p-paciente. S-su nombre es Jaden Ritter.

Déjame ver... Tal parece que sí, tiene una operación programada para el día de hoy en supuestamente quince minutos. Sin embargo, me parece que su doctor decidió adelantarla hace casi una hora y media ya que parecía algo complicada. Si quieres, puedes tomar asiento por allá. — señaló la adulta sin dejar de ver su computadora con seriedad.

Madeline agradeció y tomó la palabra de la recepcionista; buscó con la mirada un asiento vacío y esperó pacientemente por casi cuarenta minutos deseando, aunque sea una sola noticia de su amado y rezando para que todo saliera bien.

Respiró profundamente, inhalando el sutil y relajante aroma de la medicina y antibióticos que cubrían el lugar. Mirando al techo observó con cautela el patrón dibujado sobre este, trataba de calmar su agitado pecho y disminuir los dolorosos pensamientos que la carcomían lentamente. La ansiedad estaba por matarla, podía sentir nuevamente como las finas gotas de sudor comenzaban a caer sobre su sien. Parpadeaba rápidamente en busca de distracción inhalando nuevamente; rascaba con fuerza sus brazos y piernas, movia las manos de aquí para allá en busca de algo para deshacerse de la terrible sensación que la ahogaba. Cerró los ojos tratando de escapar del insistente sonido de su corazón golpeando sus costillas a punto de explotar en lágrimas.

Pronto, un recuerdo tomó su mente de prisionera, reproduciendo nuevamente una voz.

...

— Buenas tardes, se ha comunicado con la familia Hadley. ¿Qué se le ofrece?

— ¿Maddy? — La voz de una mujer de mayor edad resonó apagada por el teléfono de la joven.

— ¡Señora Ritter! ¿Qué sucede? Suena triste, ¿Pasó algo malo? — mencionó la rubia con preocupación mientras dejaba de lado su libreta y retomaba la postura en su sillón.

— Es acerca de Jaden— Al escuchar el tono afligido con el que la mayor pronunciaba el nombre de su hijo, Maddy logro denotó como se formaba un nudo en su garganta mientras su piel palidecía y su boca se cerraba lentamente, transformándose en una mueca de angustia al mismo tiempo en que un escalofrío se acentuaba sobre su espalda.

— Señora Ritter, ¿Q-Qué pasa con Jay? —preguntó con un miedo palpable en su voz; se removía incómodamente ansiosa en su asiento mientras esperaba impaciente la respuesta de la mayor.

— Es realmente difícil decir esto, pero, en serio espero que lo tomes con calma...

Tras largos minutos escuchando los sollozos de la señora Ritter, Madeline formulaba escenarios horribles en su mente, tratando de encontrar la respuesta que tanto anhelaba.
Finalmente escuchó como la mujer pronunciaba la respuesta a sus crecientes preguntas.

Lo van a operar de emergencia.

ᴇʟ úʟᴛɪᴍᴏ ꜱᴜꜱᴩɪʀᴏ ᴅᴇ ᴜɴ ᴄᴏʀᴀᴢóɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora