Charlotte no deja de mirarme; me pone muy tensa, la verdad. Es incómodo. Desde que llegamos no sabemos qué hacer. La voz de Axl Rose no es muy reconfortante en situaciones como estas, sin embargo, ambas queremos que su voz siga sonando. Es lo único que nos puede mantener aparentemente relajadas. Digo aparentemente, porque ambas estamos rebalsando de nerviosismo. Ella ya comenzó con su tic nervioso: Se toca su nariz, luego su frente y se acomoda el cabello que cae. Lo hace con más frecuencia. Yo por mi parte me abstengo a hacer movimientos con mis manos, simulando con una batería imaginaria. Ese es uno de mis sueños frustrados: Tocar la batería. En verdad, tocar algún instrumento. Todo el mundo sabe tocar alguno; menos yo. Charlotte sabe tocar la flauta, no la toca muy bien pero digamos que es algo comparado conmigo. Empieza otra canción: You could be mine. Las dos logramos encontrar nuestras miradas y sonreímos nerviosamente. ¿Qué podrían hacer unas recién llegadas en New York? Desempacar ya no era una opción. Lo habíamos hecho ya. Lola, como en verdad llamaba a Charlotte, empezó a dar vueltas por la sala hasta que se dispuso a sentarse en el sofá ubicado frente a mí. Y cuando se dispuso a tomar aire para empezar a hablar, Axl dejó algo muy en claro. Nos recordó que su pasado jamás se iría:
With your bitch slap rappin'
And your cocaine tongue
(Con tus golpes de zorra /Y tu lengua de cocaína)
Ese era uno de los motivos por los cuales habíamos decidido viajar a tierras anglosajonas: La reputación de Lola. Desde que terminó con Marc, su reputación se vino a los suelos junto a ella. Empezó a ser la tipa de los amores de una noche, y sus tocadas con drogas siempre terminaban mal. Se autodestruyó, lo cual, de una manera u otra, aumentó nuestras posibilidades de viajar. Y aquí estamos: En otra ciudad, otro país.
Luego de aquel momento extraño y sombrío, cortesía de Axl, Lola se digno a hablar.
-¿Y ahora qué hacemos?- fue lo que dijo. Ambas soltamos risas al mismo instante ya que no teníamos ni idea.
_Si tienes idea: haz vida social_
<No gracias, paso. No domino muy bien el inglés>
_Bien que lo dominas y puedes hablar perfectamente_
<Ash, ni aquí me dejas en paz. Vete, no quiero discutir>
_Soy tu subconsciente y aunque quieras echarme y quemarme no podrás evitarme. Já. Reverendo Ja._
<Adiós>
-… Y mañana iremos a averiguar si entras a la escuela. La mera verdad, estás adelantada a los americanos, o eso creemos. Recemos para que te adelanten un par de años, no quiero estar costeando la escuela para después costear la universidad- se calmó un rato y me lanzó una sonrisa dulce- Me entiendes. ¿Verdad? ¿O haz estado en esas conversaciones con tu otra Janis?- terminó de decir de manera suspicaz. La odiaba porque tenía razón.
-No entiendo porque lo preguntas, Lola- suspiro y tomo aire-. Ya lo sabes.
Ella mira dramáticamente sorprendida. Hace pucheros, se levanta, toca mi hombro y se agacha.
-Delante de los demás dime Charlotte, no Lola- dice con suavidad, queriendo que comprenda-. Yo solo te llamaré Janis, ¿okay?- trata de alargar la última palabra dicha; y de una manera u otra con su mirada me motiva a responder: “okay”
Se va, dejándome sola y con la libertad absoluta de hacer lo que quiera. Me limito a caminar y dirigirme a mi nueva recamara. Es de color azul, tiene luces led de decoración. Me gusta el balcón que hay y me gusta más que se ubique al lado de mi librero. El cuartito en sí no es muy grande ero es suficiente como para mí.
Me miro al espejo de cuerpo entero ubicado al inicio de mi closet room (Sí señores, con nuestra poca plata alcanzó para una casa con este tipo de lujillos). Estoy despeinada y mis Converse tienen mucho lodo. Y comienza otra pelea en mi mente.
_Deberías peinarte y arreglarte_
<No es necesario, aún no lego al extremo de parecer indigente.>
_Pero así no atraes a nadie._
<No tengo porque hacerlo. He estado así por años>
_Y por años haz estado sufriendo_
<Siempre serás así de insoportables, ¿verdad?>
_Es muy probable, milady. Quizás nunca cambie pero al fin y al cabo siempre tengo algo de razón_
<Mierda, cállate la boca y deja de hacerme perder el tiempo>
Me vuelvo a ver y me pregunto como consigo sobrevivir, y me doy cuenta que si sigo preguntándome cosas por el estilo terminaré hecha un mar de lágrimas. Y realmente quiero que las cosas cambien, no quiero ser la misma perdedora de siempre. Ya no quiero seguir siendo la misma marginada de siempre. Quiero y necesito cambiar.
En momentos como estos siempre tengo un montón de cosas que hacer pero quiero salir a caminar por la lluvia. Sí, así con este clima me recibe la gran ciudad emblemática. Me cambio y me pongo un pantalón de cuero ceñido negro con una polera rojo. Cambio mis Converse por mis Nike antiguas de segunda mano que son todo un lujo a mi parecer. Cuando las compré me gasté años de mesadas en algo de segunda, sin embargo, las sigo conservando y utilizando como el primer día. Me pongo labial rojo y delineo mis ojos. Nunca suelo ponerme maquillaje pero lo hago justo ahora. Peino mi cabello a tal punto que parece simplemente perfecto. Me sorprendo al verme y al ver la rapidez con la que he hecho algo parecido a un cambio de look. 13 minutos incluidos el monólogo de mi mente caprichosa parecen pocos.
Saco un post it y escribo:
“Querida Lola:
He ido a dar una vuelta con esta lluvia. No te preocupes por mí. Cualquier cosa me llamas.
Te quiere.
Tu hermana J “
Ha sido lo más formal que he escrito en meses. Me sorprendo. Lo pego en la puerta. Y así me voy afuera, a conocer esta ciudad que parece llena de espíritu.