Un nuevo inquilino

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Un bostezo escapó de sus labios cuando la maestra dejó caer los libros sobre el escritorio. Apoyó uno de los codos en su pupitre y recargó la cabeza en la palma de la mano, tratando de prestar atención durante toda la hora. La maestra se giró sobre los talones y comenzó a escribir un montón de palabras en el pizarrón, explicando los temas que serían vistos ese semestre. Se había saltado la innecesaria introducción y la dinámica de las presentaciones apropósito, todos los que estaban se conocían desde el año pasado y no había ningún alumno nuevo que necesitara introducción.

Fue consciente de cómo sus ojos se cerraban y sacudió la cabeza un par de veces en un inútil intento por alejar el sueño.

–Rachel– dijo una voz a su lado.

Fingió no haberlo escuchando y continuó "prestando" atención a lo que estaba escrito en el pizarrón. Sintió algo impactarse en su cabeza, bajo la mirada y descubrió una bola de papel sobre su libro. Tomó el pedazo de papel y fulminó con la mirada a su dueño.

–Ábrelo– susurró haciendo un movimiento con las manos.

Rodó los ojos y desenvolvió la bola de papel. En su interior había un dibujo mal trazado de palitos y bolitas de la profesora con las manos en la cabeza, una enorme cabeza decorada con dos cuernos en cada lado, el ceño fruncido y una hilera de dientes afilados. Despegó la vista del papel y miro al próximo artista del año con una ceja alzada. El chico tenía una mano sobre la boca y contenía la risa.

–Muy maduro Garfield– dijo lo suficientemente alto para que la escuchara.

–Yo sé que te dio risa– le susurró.

–Oh sí, estalló en carcajadas– respondió sarcástica volviendo a apoyar el codo en el pupitre y recargando la cabeza en la mano.

–Pues no se nota– la miró confundido.

–¿Podrían guardar silencio?– dijo la maestra atrayendo su atención– o tal vez su conversación sea lo suficientemente importante como para ser interrumpida y deseen continuarla afuera.

–Pues es más interesante que esta clase– comentó Garfield con una sonrisa.

Rachel se golpeó la frente con frustración a sabiendas de a donde los llevaría el "ingenioso" comentario.

–¿Con qué eso cree?– preguntó la profesora con una expresión malhumorada y cruzando los brazos.

–Sólo... cállate Garfield– dijo antes de que se le ocurriera responder con otro "brillante" comentario.

–Es que creo que podría hacer la clase más divertida– añadió él ignorándola.

–¿Y cómo cree que podría ser divertida joven Logan?

–No sé, usted es la maestra no yo– respondió riéndose– podría inventar algo.

Varios colores atravesaron el rostro de la docente.

–¿Usted también cree que la clase es demasiado aburrida? – le preguntó a Rachel.

– ¿Qué? no, yo...– comenzó a decir removiéndose incómoda en el asiento al sentir como sus ojos le perforaban el alma.

–¡Suficiente!– dijo subiendo una mano para silenciarla– los dos fuera– agregó señalando la puerta.

–¿Yo por qué? –preguntó molesta la chica.

–Por apoyar los comentarios de su amigo– fue su respuesta. Abrió la boca para alegar el castigo, pero la maestra exclamó–. Si quiere tener el privilegio de volver a entrar a mi clase le recomiendo que se ahorre sus comentarios señorita Roth, y se limite a acompañar a su compañero a la salida.

El albergue titánicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora