Pacto de Almas

Eva

En aquellos días, Irlanda, con su mágico encanto, desentrañaba los suspiros de una pequeña niña quien soñaba con volar sobre las estrellas, reír con su extraordinaria inocencia y acariciar el suave encanto de vivir. Eva era su nombre, hija de Ron Nichols y Celeste Warren, familia humilde del noreste de Irlanda, vivían en una pequeña granja que los padres de Ron le habían heredado, aún así eso no era impedimento para dar a su pequeña princesa todo lo que se merecía, un hogar y una familia unida.

Eva, no tenia que envidiar nada a nadie, su vida era perfecta, un padre y madre amorosos que daban su vida por protegerla y un hermoso hogar, rodeado de bellos arboles y una laguna cercana donde el cantar de las aves resonaba y el sonido de los arboles moviéndose fluía con el aire,  era esto  la perfección de la naturaleza reflejada en algo tan intrínseco y natural. 

Como toda familia normal, los Nichols llevaban a su hija a la escuela cada mañana, se despertaban muy temprano e iniciaban su día, mientras Ron organizaba su granero, Celeste, daba a su pequeña hija el desayuno, preparaba su lonchera y le ayudaba a bañarse, para quel entonces Eva tan solo tenía 9 años de edad, era una niña tan pequeña, pero demostraba su capacidad de soñar, mientras su madre Celeste, le bañaba, constantemente contaba a ella sus secretos y aspiraciones:

--Madre, ¿sabes que quiero ser cuando sea mayor?

--No hija, ¿Qué deseas ser cuanto estés grande?

--Me encanta ver las estrellas por la noche, sentir la brisa golpeando mi rostro y me imagino poder ver desde lo más alto del mundo el lugar que me vió nacer.

--Suponiendo esto, ¿Quieres ser Astronauta?, preguntó celeste.

--Si mamá, se que aún estoy pequeña para entenderlo, pero las estrellas son hermosas, el mundo es maravilloso y quiero poder ver desde aquel lugar más alto que cualquier montaña