Guerra & Paz. || Ragoney.

Paz.

Para Carmen, porque todo en la vida es un eco y todo lo que envías regresa.

Te quiero hasta el cielo.

Inspirado en la canción de Lady Gaga "Always remember us in this way."

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Advertencias: Ya saben, contiene escenas de sexo explícito, el aviso queda hecho.

Pencos, si leen al menos dejen el voto si les gustó.

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"Recuérdanos siempre así."

Es lo primero que acude a su cabeza cuando abre los ojos, secos e hinchados, que le recuerdan también que todo es real, que no es solo su peor pesadilla hecha realidad.

El cuerpo le duele y hace una pequeña mueca cuando en su mente se pasa el pensamiento de otras veces que el cuerpo le dolía por las mañanas.

Pero esta vez es distinto. No tiene nada que ver con la pasión, el sentirse lleno del otro, agotado de la lujuria que los consumía desde adentro.

Esta vez duele la ausencia en cada rincón.

Parpadea y enfoca la vista en el techo demasiado cercano de la carpa, contando las grietas de esta y preguntándose si se sentirá tan rugoso al tacto como aparenta.

Luego se da cuenta de que pasa de saberlo, pasa de hacer el esfuerzo que implica estirar el brazo.

—Ago. —Lo llaman sacudiendo su hombro de manera suave.

Parpadea de manera ausente, hasta que vuelve a enfocar la mirada en el soldado que está sentado a su lado, más que compañero, Alfred es su amigo.

—Tienes que comer algo. —Hace un pequeño sonido, negando. No tiene ni el ánimo para decir "no". —Vamos, por favor... —Su amigo suspira. — Él...él no hubiera querido.

—Él es gilipollas.

Siente que le falta de nuevo el aire cuando se da cuenta de que el tiempo verbal es el incorrecto, que ya no hay nada que "sea"...que ahora todo "fue".

—Por favor. —Vuelve a suplicar Alfred.

Y lo ve tan abatido, ve tanto dolor en esa mirada achinada que siempre ha estado risueña, que a pesar de que le duele hasta respirar, se levanta.

Lo hace más que nada por enfado.

Para demostrarle, a alguien que ya no está, que no es tan difícil hacer cosas para que el otro no sufra.

Maldito egoísta con complejo de héroe, maldito gilipollas cambiamundos, no te bastaba con cambiar el mío, no, él tenía intentar cambiar todo el puto mundo.

Los pensamientos se agolpan en su cabeza, y sin que se dé cuenta las lágrimas vuelven a surcar sus mejillas, los brazos de Alfred lo vuelven a cobijar, y esta vez el castaño se conforma con que beba agua un vaso completo de agua entre pequeños hipidos una vez que ha vuelto a calmarse.

Como él ya no tiene nada que le marque el tiempo, se limita a acoplarse a los tiempos de Alfred, que se encarga principalmente de la cocina.

Ahí es tranquilo y evita dar lástima a todo el mundo, al menos hasta que salga el vuelo de vuelta a España.

Licencia por pérdida, lo llamaron sus superiores cuando lo relevaron de sus funciones.

Y aunque hasta hace dos días era lo único que quería, ahora está aterrado de volver.