Capítulo único

1.3K 153 19
                                    


Debía que ser un sueño.

Sí, era una estúpida pesadilla y que en cualquier maldito momento de despertaría a lado del peliverde.

Se niega a creer que esto es real. Definitivamente que era la broma de su subconsciente por hacer sufrir a muchas personas en el pasado.

Antes era el temible rey salvaje al que todos huían al saber que su pueblo estaba siendo atemorizada por su presencia a los de sus guerreros. Antes era el hombre arrogante que se creía el mejor rey del país con tan sólo su corta edad ya había conquistado casi la mitad de la tierras de Japón, lo que muchos ancianos no lograron hacerlo. Antes era joven quien creía que el amor era para los imbéciles.

Hasta que lo conoció a él.

La primera vez que lo vio fue en aquella vez que se estaba bañando en el río cerca de la cascada. Cuando terminó de saquear un pequeño pueblo, de inmediato se dirigió a limpiar de la sangre de alguno que otro campesino, pero paso la casualidad de que ya se encontraba alguien ahí. El ojos esmeralda estaba desnudo, solo se le veía del torso para arriba ya que el agua le cubría la zona intimida, aun así se sonrojo al percatarse de la llegada del rubio.

En ese encuentro, nunca olvidaría de la pálida piel del chico, que sin haberse acercado lo suficiente, sabía que era suave ante su tacto. Que esa imagen nunca se esfumara de su mente ni aunque se lo propusiese.

Él era un explorador, le encantaba conocer nuevos lugares con costumbres diferentes a las otros pueblos, la distintas personas que había conocido en el transcurso de sus viajes, 

Ya de ahí, no pudo separarse de él. Ya no pudo sacarlo de su cabeza.

En los primeras semanas, lo estuvo espiando todo el día, ya que le dio curiosidad el peliverde hasta que este último se cansó de la misma rutina y que no tenía problema en que él se acercase.

Las incómodas veces que se sentía cuando se quedaban solos, se sentía una enorme tensión entre los dos que no sabían cómo borrarla. Pero no quería que el otro se fuera.

Cuando se quedaba viendo un punto fijo y pensaba en los asuntos que debería de estar haciendo como el rey de su tribu,  podía sentir la atenta mirada de Izuku. Fingía que ni se daba cuenta de eso, pero su corazón decía todo lo contrario.

Hasta que empezó a ver de distinta manera al peliverde. O más bien a darse cuenta.

La vez que se encontraron a la amiga bruja de Midoriya. Cara redonda. Los observaba a detalle, ellos eran muy unidos, se veía en la forma en la que se hablaban y relacionaban, su pecho le comenzó quemar, más bien arder.

Sabía que él no podía comportarse así con el chico ya que su actitud de mierda la cagaba cada vez que le dirigida la palabra al ojos esmeralda.

Y aún así lo eligió a él.

La noche en la que iba a partir hacia su tribu, él lo detuvo con aquella declaración que lo dejo en blanco por varios minutos.

Quiero siempre estar a tu lado.

Por sus impulso, no logro ocultar la emoción que tenía, que se atrevió a besarle. Su cabeza no razonaba en esos momentos, solo se repetía la frase del peliverde.

La sorpresa que se llevó cuando fue aceptado tímidamente. Fue ahí que perdido la cordura al tener de esa manera con el chico quien se había enamorado perdidamente.

Esa noche, en medio del bosque alejado de cualquier aldea cercana, sin ninguna persona quien pudiera interrumpir ese momento mágico iluminado por las brillantes estrellas que adornando el cielo nocturno. Los dos se entregarlo al otro, haciéndose una promesa de que nunca se separarían.

Cerro los ojos con fuerza, pidiendo despertar de esa horrible pesadilla en la que estaba. Pero siente la tierna y débil toque del peliverde en su pecho.

Al abrir los ojos, las lágrimas comenzaron a resbalarse de sus ojos color rojo.

Del mismo color de la sangre de Izuku.

—¡Esto no está pasando! ¡Demonios! —se había olvido de que estaba en medio de una batalla que él mismo había comenzado hace años atrás pero sólo podía concentrarse en Midoriya—. ¡Hay que ir con la estúpida Cara Redonda para...!

Fue callado por el dedo de su pareja que le costaba mantener en sus labios.

—Ya es demasiado tarde —escupió sangre al terminar la frase mientras se cubría el abdomen, donde recibió mucha apuñaladas de unos de los guerrero del enemigo.

—¡Mierda! ¡No me vengas con esas idioteces!

El menor niega, regalando una sonrisa a él. Esas brillante sonrisa que siempre le encantaba que fueran solamente de él y de nadie más. La última que vería.

—¡Tu me prometiste que siempre íbamos a estar juntos, maldita sea! ¿¡Acaso lo olvidaste, Deku de mierda?!

Río un poco ya que se estaba acabando el aire en sus pulmones. Eso hizo estrujar el corazón del rubio.

—No lo olvide, Kacchan —sus párpados se estaban cerrando con una lentitud que desesperaba  más al ojos carmesi. Aun acarició la aspera piel de la mejilla de Bakugou, que él sólo ladeo la cabeza, aceptando la caricia—. Te amo.

Y así cerro los ojos al entrar en el sueño. En el sueño en que nunca volvería despertar.

—¡No, no, no, no, no! ¡No me estés jodiendo ahora Deku! —Veía las lágrimas caer en la cara de su amado—. ¡No te mueres idiota! ¡No sin haberte dicho que yo...!

Fue ahí en donde se rompió.

Ya no aguanto más el dolor que le causaba ver Izuku sin vida.

—Yo también te amo —murmuro, abrazando el cadáver del chico que amo—. Ya despierta, por favor.

Al no obtener respuesta del peliverde. Negó con la cabeza. Eso no estaba sucediendo. Solo era una maldita pesadilla.

Grito. grito para quitarse ese dolor que lo estaba carcomiendo por dentro de su alma.

—Bakugou...

—Aléjate de aquí. Déjame sólo con él.

Kirishima sintió una mano en su muñeca, Ochaco lo estaba alejando de la trágica escena en la que su mejor amigo fue asesinado. Quería mantenerse una sonrisa como lo hubiera hecho el ojos esmeralda pero no podía.

La mirada de Katsuki estaba fija en la sangre del piso. La sangre del color de sus ojos, que ahora detestaba con toda su maldita vida.

Sangre escarlata.

Sangre escarlata || Katsudeku || One shot Donde viven las historias. Descúbrelo ahora