ꜱᴇʀɪᴀʟ ᴋɪʟʟᴇʀ ➳ [ ᴋᴏᴏᴋᴍɪɴ ]

PRÓLOGO

Ella camina por la oscura calle con el móvil en la mano.

Es tarde. Demasiado tarde quizá. Pero sabe que el lugar que está transitando es de todo, menos peligroso. La persona a la que está llamando contesta finalmente. Le dice que espere, que llegará en aproximadamente diez minutos, que le falta pocas cuadras ya. Corta la llamada y sigue caminando, pero en su corazón algo la está molestando. Su instinto le dice que debe voltear hacia atrás, que alguien la está persiguiendo, así que haciéndose caso a ella misma, voltea.

Nada.

Tras ella no hay nada ni nadie. Sonríe por su credulidad y mueve la cabeza de un lado a otro burlándose de sí misma. Seguramente es una paranoia de su cabeza, por lo que sigue caminando, pero esta vez apresurando el paso.

Ha salido tarde del trabajo. Un puesto de camarera en una cafetería del centro, con un sueldo básico y unas propinas generosas, le son suficiente. Ella es estudiante de quinto año de psicología en la Universidad de Busán, independiente y con un alma libre como el aire. Aquella noche se quedará en la casa de su mejor amiga, una joven que estudia su misma carrera pero que tiene un estatus social más alto, muchísimo más alto que el de ella.

Es por eso que el barrio lujoso por donde camina, no le da mucho miedo, pues es de los más ostentosos y seguros de la ciudad. Aún así, sigue apresurando el paso. De pronto divisa que está solo a cuatro cuadras para voltear la esquina y entrar a la avenida de la casa de su mejor amiga. Sonriendo de lado y sigue caminando sin saber que en el instante que dobla tan tranquila y silenciosa avenida, su vida se le es arrebatada poco a poco.

No sabe que está pasando. Solo logra entender que alguien le tapa la boca con un trapo oloroso y que lentamente se desvanece en los brazos de aquella persona.

Ni siquiera puede defenderse.

Cuando sabe Dios cuánto tiempo pasa, abre los ojos y quiere hablar pero no puede hacerlo. Un profundo dolor la está deteniendo de gritar y pedir auxilio mientras ve a un guapo hombre demasiado cerca a ella, con una aguja y un hilo en sus manos. Cierra los ojos por el horror que le causa el ver que aquellos utensilios se acercan a ella y le cosen la boca haciendo que le provoque naúseas de dolor y un mareo incesante.

Su respiración es desigual. Se está asfixiando por dentro mientras siente retorcerse en las cumbres de un infierno que jamás imaginó ver. El hombre ve como ella se desangra lentamente y sonríe de lado, besándola en sus largas y torneadas piernas.

¿La va a violar?

Seguramente que no. Pues ella piensa que ya no se puede agredir sexualmente a un muerto, porque así es como se siente. Como muerta en vida.

Entonces él parece darse cuenta que ella ha cerrado los ojos tal vez para siempre, así que se acerca lentamente para seguir torturándola. Ella puede sentir su respiración tan cerca y aunque quiere gritar, no puede, aunque quiere moverse, no lo logra. Es solo un títere de aquel hombre que ahora la está oliendo, quitándole lo último de su esencia y finalmente provocando que ella abra los ojos con demasía y convulsione.

Le ha terminado de coser la boca dejándola con un sabor salado de la sangre y amargo debido a la vida que se le está siendo arrebatada. Ella creía que era de noche pero ve los rayos solares por las aberturas del techo. ¿Cuándo amaneció? Ella está teniendo sus últimos latidos cuando siente la boca del pueril hombre en su frente. Una lágrima cae por la mejilla derecha de su bello rostro y cuando esta llega al largo y esbelto cuello, exhala su última respiración, viendo como el hombre le sonríe y la acaricia para dejar encima de ella una máscara.

Finalmente ha muerto.

Y él sonríe. Sonríe porque ha logrado su cometido y el deseo de su sádico placer ha salido victoriosamente perfecto. La sangre acumulada lo lleva aun éxtasis infinito mientras la huele, saboreando sin tocar, siendo feliz con matar. Deja lo que está preparado desde hace tanto tiempo y se lleva el cuerpo del lugar. Parece que ha pasado solo diez minutos, pero en sí son ya varias horas la que ha sufrido su víctima.

La deja abandonada en un lago, boca abajo porque no quiere verla más. Y se marcha. Se marcha porque sabe que será la primera...

Pero no la última.