Cuando la señora se descubrió la primera cana, quiso arrancársela de un tirón, pero como el odioso pelo blanco se prolongaba, tiró y tiró, mientras su cuerpo se destejía, hasta que solo quedó una niña que lloraba asustada.
LA PUNTA DE LA MADEJA
Cuando la señora se descubrió la primera cana, quiso arrancársela de un tirón, pero como el odioso pelo blanco se prolongaba, tiró y tiró, mientras su cuerpo se destejía, hasta que solo quedó una niña que lloraba asustada.