—Esa pintura es mía.
—Esa es la mía.
—Que no, es mía.
—Te digo que es mía, la tuya es esa. —Señaló una caja de temperas al lado izquierdo de su compañero.
—Ah.
Jungkook rodó los ojos y siguió pintando el arcoíris que había dibujado en su hoja de papel. Taehyung tomó la caja de temperas y fue abriendo los pequeños potes uno por uno. Primero el azul, luego el rojo, seguido del verde, amarillo y morado.
—¿Por qué los abres todos? —preguntó Jungkook viendo como su odioso compañero dejaba los frascos en fila frente a su hoja en blanco—. Ni siquiera has dibujado.
—Tú cállate —contestó—. Un artista como yo no necesita de tontos dibujos.
Jungkook volvió a rodar los ojos y se concentró en su propio trabajo.
La hora de Artes era maravillosa, gloriosa, fabulosa y todos los adjetivos buenos terminados en osa que pudiesen existir. Tanto Jungkook como Taehyung disfrutaban mucho de la hora de Arte, pero no tanto así de la compañía del otro. Bien sabía esto el profesor a cargo, Donghae, quien los había sentado juntos desde que comenzó el año escolar, esperanzado en que mejoraran su relación.
Taehyung sonrió cuando por fin terminó de destapar los doce colores de pintura. Convencido de que esta sería una obra maestra, fue botando uno a uno los colores para que se desparramaran libres sobre el vacío papel. Jungkook, quien se había afanado dándole —según él— realismo a su paisaje, no se percató de lo que el chico a su lado hacía hasta que pequeñas gotas de tempera fueron a parar a una esquina de su hoja, arruinando el brillante sol amarillo.
—¡Kim, eres un tonto, tonto! —se quejó viendo como Taehyung tenía ambas manos embarradas con pintura, moviéndolas sobre la hoja para mezclar todos los colores. —¡Mira lo que le hiciste a mi dibujo!
Taehyung lo miró y chasqueó la lengua.
—Estaba feo de cualquier forma —se encogió de hombros y siguió revolviendo los colores con sus pequeños dedos.
—¡Tonto! —chilló Jungkook y puso también su mano sobre la hoja bañada en colores que ya no se distinguían entre sí. El grito que lanzó Taehyung cruzó toda la sala y alertó al maestro quien estaba ayudando a Shuhua a terminar su dibujo.
Donghae dio una mirada hacia el final del salón y vio a Taehyung y Jungkook en medio de una guerra de pintura. Tenían ambas manos sucias, el delantal que usaban para proteger el uniforme no había servido de nada, pues tenían las camisas y corbatas manchadas también. Jungkook tenía pintura roja en el pelo y Taehyung una gran pinta verde en el rostro.
—¡Jeon Jungkook, Kim Taehyung! ¡Fuera del salón, ahora!
La voz del profesor calló todo sonido en el aula, los pequeños detuvieron la pelea y el primero en pararse de la silla fue Jungkook. Caminó con paso rápido, furioso y manchado con los mismos colores que tanto amó al pintar su arcoíris. De cerca le siguió Taehyung, quien tenía una sonrisa traviesa en el rostro mientras su mejor amigo, Taeyong, le deba una mirada de reprimenda sentado unos puestos más adelante. El profesor salió con ellos luego de dar instrucciones al resto del curso.
Al salir al pasillo, encontró a cada uno de los niños sentados en extremos opuestos de la banca, llenos de pintura, con los cabellos hechos un lío y los delantales desarreglados. Jungkook y Taehyung eran su gran dolor de cabeza.
—Estúpido cara de extraterrestre —soltó Jungkook sin darse cuenta que Donghae ya estaba allí.
—Tonto cara de galleta —contraatacó.
—Alfa bestia.
—Omega inútil.
—Basta —cortó el profesor cuando Jungkook pretendía ir a jalarle el pelo a Taehyung—. ¿Cuántas veces les he dicho que no peleen y que no se insulten? Y menos con su naturaleza. ¿A caso no les he enseñado todo lo que tuvo que pasar para que Alfas y Omegas convivieran como iguales?
—Lo siento —repitieron ambos alumnos al unísono.
—¿Se puede saber por qué están llenos de pintura si lo que tenían que pintar era la hoja y no a ustedes mismos?
Jungkook se cohibía cuando el profesor Donghae se ponía las manos en las caderas y lo miraba con esos ojos enfurecidos de brillo rojizo. Solo atinó a bajar el rostro, avergonzado. Taehyung, en cambio, era un Alfa igual que Donghae y uno muy juguetón. Este no era más que otro de tantos regaños que recibiría, otra charla de buen comportamiento y compañerismo. Él solo sonreía disimuladamente, mientras miraba el cielorraso y jugaba con sus pequeñas manos pintadas.
—Taehyung arruinó mi dibujo —susurró Jungkook mirándose los cordones de sus zapatos mientras balanceaba sus pies en el aire. Uno de ellos estaba desamarrado.
—Jungkook hizo un escándalo de este tamaño —defendió Taehyung abriendo sus brazos todo lo que daban—, por una manchita de este tamaño. —Juntó su índice y pulgar hasta dejar el espacio del porte de una hormiga.
—¡No es cierto! ¡Arruinó todo mi Señor Sol! —alegó.
—Yo digo que antes de mi ayuda artística era un sol horrible, profesor.
Donghae vio claramente como las mejillas de Jungkook enrojecían de cólera. Se frotó el puente de la nariz, ya no sabía qué hacer con este par.
—No estoy molesto con ustedes —comenzó el profesor—, estoy decepcionado porque rompieron su compromiso de paz. —Jungkook bajó aún más la cabeza, tratando de ocultar su vergüenza—. Compromiso que hicieron el viernes pasado y duró dos días solo gracias al fin de semana.
>>Imagino que sus trabajos quedaron peor que sus ropas, así que no los evaluaré hoy. Les daré otra oportunidad.
Ambos niños sonrieron, mirando a su profesor agradecidamente. Nadie quiere tener una mala calificación en Artes.
—El próximo lunes me presentarán su trabajo, este jueves en la hora de taller me mostrarán el avance, y lo más importante, lo harán en pareja. —Quisieron protestar, pero el profesor continuó—: Aprenderán a trabajar juntos y a llevarse bien, al menos, en lo que respecte a la escuela. Todos los trabajos que tengan que hacer por el resto del año los harán como equipo. Ya sea en pareja o grupo, trabajarán juntos y aprenderán a respetarse y tolerarse. Los une su naturaleza y son compañeros de salón, incluso podrían ser el destinado del otro. —Jungkook y Taehyung se miraron asqueados—. Así que aquí se termina la guerra, muchachos. Tienen nueve años y aprenderán a comportarse civilizadamente, como niños de su edad. Vayan a limpiarse y luego regresen a limpiar el desastre que dejaron en sus mesas.
Donghae dio media vuelta y entró al salón. Taehyung dejó de jugar con sus dedos y chasqueó la lengua. Era un hábito molesto, a juicio de Jungkook.
—Destinados, sí claro —bufó—. Ya quisieras ser mi destinado —dijo mirando con suficiencia a Jungkook.
—¿Qué? El destino no es tan malo como para juntarme con un cabeza hueca como tú.
Jungkook se levantó molesto y comenzó a dar grandes zancadas hacia los lavabos, moviendo sus brazos con ímpetu en el acto. Taehyung lo siguió de atrás, imitando su forma de caminar.
—El destino tampoco es tan bueno como para juntarte con el profesor Donghae, ¿sabías?
Jungkook giró enrojecido hasta las orejas, con las cejas fruncidas y las manos echas puños. Su estómago estaba revuelto en nervios, pero no dejaría que Taehyung lo notara.
—No seas estúpido, Alfa bestia. El profesor Donghae ya tiene a su destinado. —Continuó con su camino hacia el baño.
—Pero eso no quita que te guste el profesor —molestó Taehyung esperando que Jungkook saltara en negaciones, sin embargo, no pasó. Jungkook no le dirigió palabra alguna. Y como dicen los sabios, el silencio otorga.
Taehyung paró en seco y regresó sus pasos por el pasillo yendo hacia los baños en dirección opuesta, caminando con más vehemencia que Jungkook.
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guerra de colores ❃ vkook
FanfictionDonde unos pequeños Taehyung y Jungkook de nueve años pelean por todo y nada. Y es que sus colores son muy distintos, sin embargo, son esas diferencias las que crean la pintura perfecta. ⚘ toque omegaverse. ⚘ el fanart de la portada no me pertenec...