Sentados sobre la arena en una desolada tarde invernal frente a la ensenada pareciese escucharse muy a la lejanía, una flauta fantasmagórica tocando una dulce y misteriosa melodía. Entre las incansables olas que golpean las rocas y dibujan sin cesar sobre las orillas. Fugaces obras de arte que solo el escenario calipso regala a quien sepa apreciar sus maravillas.
También se siente la energía y presencia de todas las almas que yacen observando desde siglos sobre las aguas a todo aquel que se alimente del tibio atardecer de la costa. mientras las aves como tinta y complemento de un oleo sobre el cielo, anuncian en perfecto compás la llegada de la noche con su fino y estrellado velo.
Y se contempla en toda majestuosidad como el ojo de fuego de Dios descansa lentamente dentro del mar, para dar paso a un silencioso y brillante resplandor de luna llena, que transforma la arena y todo a su alrededor, en un pacifico e irreal paisaje donde no existe frió ni dolor.
Y abrazados en silencio frente a aquel sereno mar, siento el dulce aroma de una rosa al acercarme lentamente a tu cálida mejilla, y al besar lenta y tiernamente tus labios mientras enredo tus suaves manos junto a las mías . Es la luna iluminando tu rostro la encargada de decirme que tu eres mi mas bella poesía.