Siempre te vi como alguien ausente, alejado de mí pero sin embargo, dentro de mi propia realidad, y ahora estás besandome, nunca me pregunté a qué sabrían tus labios, pero justo ahora no me imagino pasar otro día sin probarlos.
-Vamos a mi carro?- Preguntaste dejando salir un suspiro de duda al final de tus palabras.
Simplemente ignore tus palabras para seguir teniendote, esa pared que resguardaba dentro una fiesta llena de adolescentes borrachos y uno que otro drogado, era el único lugar en el que quería estar, sintiendo tu cuerpo aprisionandome, una mano en mi cintura y la otra en mi nuca, mis manos alrededor de tu cuello, y luego lentamente dentro de tu camisa, ¿Que se sentiría ser uno solo contigo? Por primera vez en mi vida tuve ganas de tener sexo, despiertas una parte de mi que ha estado presente pocas veces.
-Sí.-Me tomaste de la mano y me guiaste a tu Jeep, ahí dentro nos tocamos un poco más, hasta que paraste, de pronto, tomandome por sorpresa, para mirarme a los ojos, me pusiste un poco incomoda para ser honesta, quiero que seas el amor de mi vida esta noche, no para siempre, verse a los ojos me parece un compromiso para el que no estoy lista.
No sabía en lo que me metía cuando un policía tocó la ventana y yo accedí a bajarme del carro agarrando tu brazo, en realidad al principio fue para tratar de esconderme de la vergüenza de haber sido interrumpida en un acto el que ni siquiera yo misma se en que hubiera acabado, pero después de unos pasos me gusto, por un segundo pensé en soltarte, tal vez te molestaba, pero si si, ¿Que iba a pasar?, no teníamos más futuro, caducabamos junto con la noche, o al menos eso pensamos.
Me desperté con un sabor a cigarro en la boca, y un olor peor en el pelo, con el rimel corrido y la pijama de mi amiga, fue solo después de unos segundos cuando tu cara apareció en mi mente.
-Ay Dios, ¿qué hice?
-Wey no se que te paso, pero no te dio nada de pena besarte todo el camino enfrente del señor del taxi y de mí- Me dijo Valentina viéndome con una mueca burlona, que yo solo tenía ganas de arrancarle a almohadazos, pero la flojera fue más fuerte que yo, y me quede inmóvil.
-Me gusta, no, creo que me gusta, bueno no se si me gusta, porque no me puede gustar, porque estaba peda y él también, y solo lo bese, casi no hablamos y no se nada de él, y solo me gusto porque besa bien, así que no, no me gusta.
A veces ni yo misma entiendo lo que digo, mire mis manos y jugué con ellas, nerviosa, no entiendo, esto nunca me pasa, y se puede decir que estoy acostumbrada a besar, no es que cuente ni nada, pero ya van 6 meses en los que mínimo hay un hombre amarrado a mis labios cada fin de semana.
-Frida, si te gusta.
-Bueno si me gusta.- Ella soltó una pequeña carcajada que solo me hizo soltar una especie de gruñido.-Eso no quiere decir que va a ser así por mucho tiempo.
Primero, porque quién sabe hasta cuando me lo tope de nuevo en una fiesta, segundo, porque incluso si lo veo ¿Quién me asegura que me vaya a hablar?, y tercero, yo no quiero que me guste, porque no estoy lista ni quiero tener algo serio con quien sea en este momento, menos con ese Joaquin de labios suaves.
Tomo mi celular para ver la hora, y aparece el mensaje brillando más fuerte que el sol que se coló por la ventana para despertarme.
-Que onda, ¿Que tal la cruda? jajaja
Puta madre Joaquin.
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Historia de Viento sin papel
RomanceSiempre te vi como alguien ausente, alejado de mí pero sin embargo, dentro de mi propia realidad, y ahora estás besandome, nunca me pregunté a qué sabrían tus labios, pero justo ahora no me imagino pasar otro día sin probarlos.