- ¿Dónde estoy? - pregunto Key al señor Cooper.
- Es tu nueva habitación, permitame que me presente, soy Alexander, Alexander Cooper, psiquiatra de es.. - Le empieza a decir cuando ella le corta de forma brusca.
- Pensé que había muerto, Alexander, tengo miedo. - Asumió por primera vez Keyla.
- ¿De qué Keyla?, aquí estarás a salvo. - Contestó con su imponente y tranquilizante voz.
- De mi. - Dijo Key, con los ojos cristalinos, pero en un tono muy firme. - De haber matado a mi padre, de casi matarme a mi y hacerle tanto daño a mi madre. - Terminó su frase llorando.
- Tú no has matado a nadie. - Le contestó mientras le abrazaba.
Ya han pasado varios meses desde de que Key esta dentro del Psiquiátrico La Luz, Alexander le trata de una forma muy diferente y especial que al resto, le recordaba a su hija, pese a que Keyla parecía muerta por dentro, tenían la misma vitalidad y eso el señor Cooper lo veía, necesitaba ayudarla a toda costa, no podía permitirse que esos ojos azulados que le reflejaban la viva imagen de su hija se apagasen también.
* - Lili no corras por ahí, te vas a hacer daño – Le dijo por décima vez Alexander a su hija
- Papi, eres un aburrido, ven y juega conmigo por fiiii – Le dijo con el iii mas eterno y doloroso que iba a escuchar Alexander, mientras se caía precipicio abajo.
El corrió hacia ella, lo más rápido que pudo, intento hacer todo lo posible, entre lagrimas y lamentaciones se maldecía a si mismo, - Tendría que haber ido – Se repetía. *
El señor Cooper se despertó entre sudores y lagrimas, otra vez el recuerdo sacudía su mente.
-Mi pequeña Lili... - Dijo entre dientes cuando Key entro corriendo a su despacho.
- Señor Cooper, me gustaría hablar con usted. - Le dijo directa y claramente Key,
- Dígame señorita, ¿qué necesita? - Contesto con tono paternal.
- Quiero ver a mi madre, sé que ha venido esta mañana, y en unos días... ya hace un año. – Le dijo Key
- Cielo, tu madre ha venido a verte pero estabas dormida, volverá luego ¿de acuerdo? - Contestaba con ternura.
- Ha cambiado mucho en estos seis meses, estoy muy orgulloso de su hija – Le decía Alexander a Amanda.
- Quiero verla, necesito verla. - Contestaba ella casi sin dejarle terminar de hablar.
- Queda poco para que le demos el alta, entiendo su situación, creame que la entiendo, pero lo mejor para ella es que esté aislada. Solo habla conmigo, y con su enfermera, no podemos permitirnos el lujo de que salga siendo un peligro para ella otra vez, tenga en cuenta que estamos haciéndole terapia intensiva, verla a usted ahora puede acarrear un duro golpe de recuerdos y que todo lo avanzado se pierda. - Le dijo con lastima el señor Cooper, el sabía muy bien lo que Amanda necesitaba a su pequeña.
- Vale... ¿cuándo podré venir a verla? - Pregunto con tristeza, pero con ese brillo en los ojos que demostraban esperanza.
- Estamos a dos semanas de acabar con su hija, solo aguante dos semanas más y volverá a casa, mientras le ruego que busque otra casa, otro barrio, una vida totalmente nueva para ella.

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Keyla
Short StoryKey es una chica de 19 años, a la cual su vida le va cambiando por día.