<< Amapola:
reposo, tranquilidad, consuelo.
"Estemos juntos lo antes posible." >>
Os voy a contar una historia. Quizás sientes que has vivido exactamente la misma situación o te lleva a descubrir un mundo nuevo. No lo sé. Yo solo estoy aquí para contarla.
Alguien me dijo una vez que debes contar tu vida en historias, haciéndola interesante, para que la gente la pueda entender. Así que espero que entiendas a las personas que protagonizan la que estás leyendo ahora mismo. Y, si tienes suerte, incluso puedes aprender de ellos. Quién sabe.
Empezó todo un 8 de Mayo. No importa el año. Las personas siguen siendo personas.
Ese 8 de Mayo Jan Orchid aprendió lo difícil que es encontrar una casa en medio del campo.
Él conducía a través de un camino un tanto rocoso. Campestre. Pintoresco. Natural. Por describirlo de forma bella. Pero una maldita pesadilla para el Mini Cooper rosa que había “pedido prestado” a su hermana Lea.
Igualmente, ella no sería la que le iba a reclamar. Por desgracia, pensó.
Se fijó en la cantidad de amapolas, verbenas y malvas que había por los rincones del camino. Era el tipo de chico que se fijaba en esas cosas. Si alguien debía ser culpado era su madre, la florista obsesionada que les enseña nombres científicos de flores y donde encontrarlas por puro amor al arte.
Igual que la de las flores que cuidaba su madre desde que tenía memoria, la vida de Jan era aburrida.
Se levantaba por las mañanas. Tomaba una tostada con mermelada de fresa, albaricoque o cereza. Iba al instituto. Hacia ver que hacia lo que se debe hacer en el instituto. Volvía a casa. Cenaba poca cosa. Se iba a dormir.
Y vuelta a empezar.
En vacaciones les habían dicho que experimentaran. Podéis hacer todo lo que os propongáis si empezáis hoy, le dijeron. Aunque también le dijeron que sería extremadamente fácil si no abandonaba lo que empezaba.
Normalmente se hubiese tomado la charla inspiradora del director como una oportunidad para recuperar las horas de sueño que perdió de niño. Pero esa vez escuchó.
Hizo bien en escuchar.
Esa noche llegó a su casa y le dijo alto y claro a su madre lo que había estado practicando desde que le desearon unas buenas vacaciones:
“Mamá, me voy al campo a vivir una aventura.”
Le había costado una hora encontrar un alojamiento y contactar con la persona que le haría sitio en su casa durante una semana. La casa estaba justo en medio de la nada, como él quería. No había nada que quisiera más que alejarse de todo y de todos.
En cierto modo, quería encontrarse a si mismo.
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Flores Salvajes. /slow motion story/
Teen Fiction>> En el campo crece lo que plantamos pero en los bordes nacen las flores salvajes. << | Poppy es una flor salvaje. Jan la está buscando. Esperemos que la encuentre antes de que se acabe de secar. |