Cierro los ojos, la calidez viaja a través de mi mano. Mis venas sienten la adrenalina viajando en ellas, en mis oídos una ráfaga de menta inicia una danza de halagos.
Tan efímero y encandilante, la rapidez con la que vino aquella ilusión se va a un lugar mejor, a endulzar a otra pobre alma en pena necesitada de sensaciones, aunque quisiera que el mal deseo de el egoísmo y negligencia sigan vendando mis ojos, aquella venda cálida que me guía hacía el precipicio, no hubiera sido mejor caer?
Bárbara Caballero 30/01/2019