Sinopsis

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- ¡Selene!

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- ¡Selene!

Pego un brinco dejando caer la llave inglesa dentro del bote de gasolina donde reposan algunas piezas de la Harley que estoy arreglando, salpicando parte del liquido en mi cabello, rostro y cuello. Lo que provoca que de mi boca salgan tantas palabras no tan bonitas y agradables para el oido humano.

- ¡Joder, Valentino! ¿Que carajos te he dicho de no pegarme esos sustos de mierda?

Él alto, tatuado y fornido pelinegro se rie mientras se limpia la grasa de entre sus dedos de la mano derecha.

El pobre trapo ha tenido dias mejores.

- ¿Que culpa tengo yo de que se te olvide el mundo cuando estás en tu rol de mecanica super estrella?

Gruño y ruedo los ojos soplando un mechón rubio fugitivo de mi coleta.

Respirando profundamente, doy la vuelta sobre mis pies para enfrentarlo, quedandome de piedra cuando un muy guapo y trajeado hombre de revista hace su entrada al taller. Mientras se quita  las gafas, que seguramente valen más que mis bragas, hace una inspección profunda a mi lugar de trabajo antes de clavar sus ojos furiosos en mi.

Y a este, ¿que bicho le ha picado?

- ¿Cliente insatisfecho? - pregunto limpiando el desastre que soy después del susto. Ante el silencio de mi socio, vuelvo mi vista a su dirección.- ¿que sucede?

- Problemas.- susurra bajo Valentino, dando algunos pasos antes de ponerse a mi lado.- y por su cara, no muy buenos.

Bajo el cierre de mi overol y saco los brazos, amarrando la tela restante a mi cadera.

Como un depredador, el guapo camina con paso seguro y decidido a nuestra dirección, apretando en una linea dura y fina sus labios.

Con una ceja arqueada, cruzo mis brazos por debajo de mis pechos. Posicionando una de mis piernas hacia adelante, dividiendo el peso de mi cuerpo.

- Si, buenas...- murmuro paseando mis ojos por todo su cuerpo.- ¿en que podemos ayudarlo?

Él guapo acomoda sus gafas en un estuche y luego las guarda en el interior de su saco.

- ¿Eres Selene?

Su voz; varonil e intimidante me pone los pelos de punta. Al principio dudo, pero tras la mirada de Valentino poso nuevamente mis ojos en el pijo de revista.

- Esa soy yo, ¿en que puedo servirle?

- Necesito que recojas tus cosas y te vengas inmediatamente conmigo.

Una risa se escapa de mi boca la cual muere poco después al caer en cuenta que solo estoy haciendo el papel de idiota.

- Y yo, ¿porque mierdas tendria que irme contigo?

- Porque seguramente estas llevando a mi hijo en tu vientre.- sus palabras me  golpean con fuerza, sacando el poco oxigeno de mis pulmones. Retorciendo mi cuerpo desde el interior hacia afuera.- y si ese es el caso, debo convertirte en mi esposa. En la señora Bianco.

Rio con fuerza entre nerviosa, asustada y divertida, agarrandome con fuerza del brazo de Valentino cuando siento que las piernas empiezan a fallarme.

- La... la se-señora ¿Bianco?

¡Ay, mi madre!



Señora ¿Bianco?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora