Capítulo 1

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Me llamo Luna, tengo 15 años y me he criado toda mi vida en Madrid, España. Soy de pelo largo y negro, ojos marrones y tez morena. No soy precisamente la definición de una persona alta, mas bien todo lo contrario, me gusta bromear diciendo que el día que asignaron la altura a cada uno de nosotros, yo estaba durmiendo. Tampoco soy el estereotipo de chica sexy que la sociedad tiene asignado, sí, tengo cuervas, pero no unas de escándalo del estilo de revista de moda. Sin embargo, me siento bien conmigo misma y eso me sobra. La verdad es que mi vida siempre ha sido tranquila, incluso me atrevería a decir rutinaria. Ir a clase, estudiar y de vez en cuando salir con mis amigos a algún restaurante para olvidarme de mi monótona vida por apenas un par de horas.

Ese día andaba preparándome para ir a celebrar el cumpleaños de una de mis mejores amigas. Era verano y puedo asegurar que, si hubiera habido un solo grado más en mi habitación, hubiera muerto derretida. - ¿Era posible morir derretido? – Era algo que, a pesar de haber visto las 4 temporadas de 1000 maneras de morir, no podía asegurar. Era viernes y como ya he dicho íbamos a ir a celebrar el 16 cumpleaños de mi amiga Sara. El plan era ir a comer a un vips o un Telepizza, lo que encontráramos primero, y luego ir a bailar a alguna parte de Madrid. Habíamos quedado a las ocho en el metro de sol y ahí decidiríamos donde ir.

Mientras pensaba en lo que iba a ponerme para no morir asada en el camino, un ruido interrumpió en medio de mis pensamientos y me devolvió a la realidad. Era mi teléfono, y no me sorprendí al ver que era un mensaje de otra de mis amigas, Claudia, o como la llamábamos nosotras: La Genio, porque cada vez que se abría una botella de alcohol aparecía ella de la nada. Por la rapidez con la que escribía mas y mas mensajes sabia que estaba alterada, por eso y porque escribía absolutamente todo con mayúsculas. Cuando iba a contestar un mensaje en el ponía -CONTESTA PERRA, PERRISIMA-, me sonó el móvil, y como no, era mi amiga la borracha. Aguantándome la risa como pude, conteste a la llamada:

-Hey, ¿Qué pasa?

-¿Qué pasa? ¡Como que qué pasa ¡-contesto Claudia gritando desde el otro lado de la línea, lo cual solo me daba mas ganas de reír- ¿tienes idea de cuantos mensajes te he mandado?

-Te iba a contestar justo cuando me has- no me dejo terminar la frase y me interrumpió diciendo:

-Perra soy tu mejor amiga, y te exijo que me contestes en el mismo momento en que yo te escriba. Imagina que me da un infarto y te escribo a ti en busca de auxilio y tu no me contestas, mi vida podría estar en peligro y tu ni siquiera te enterarías.

-Si te esta dando un infarto, ¿Cómo podrías coger el móvil y escribirme? -reí

-Oh cállate -dijo mi mejor amiga indignada.

-Haber amiga genio, ¿Cuál es el problema?

-No me llames así, sabes que no me gusta ese apodo. Además, yo no soy una borracha.

-¿A no? Pues los tres chupitos de tequila y los cuatro cubatas del fin de semana pasado, no opinan lo mismo. Me reí de mi propia ocurrencia

-Puede que estuviera borracha, pero no hice nada vergonzoso.

-Claudia, empezaste a hacer un estriptis en la mesa de billar y al intentar bajarte, te diste una hostia con toda la cara en el suelo.

-Bueno, ese no es el tema. Te llamaba para contarte mi gran problema.

-Haber cuéntame tu gran problema-dije siendo lo menos sarcástica mi carácter me permitía.

-Tía, no estas preparada para oír esto, es muy fuerte, es un problemón. -Además de ser borracha, es toda una drama Queen -Pensé.

-Conociéndote, tú gran problema sea que se te haya partido una uña.

-No cariño, es mucho peor-Dijo mi amiga la dramática imitando un sollozo- No sé que ponerme, ahhg, la vida es una mierda.

-¿Enserio? Amiga, te tendrían que dar un Grammy por tu súper actuación, acabas de montar un super drama porque no sabias que ponerte. Eres una exagerada.

-¿Exagerada? No es una exageración, es un problema muy grande, no sé qué ropa ponerme, ¡Es una catástrofe!

-A ver, vamos a ponerle solución a esta terrible catástrofe- reí- voy a ir a tu casa, y te ayudo a solucionar tu problema.

-¡Gracias amiga! Te amo, te amoo, te amooo, eres la mej...

-No tan rápido vaquera-la interrumpí como ella lo había hecho- mi ayuda tiene un precio, yo te ayudo a elegir que ponerte, pero, tú tienes que prestarme ropa para la fiesta.

-Claro que si amiga, ven para mi casa ya, nos preparamos juntas, venga venga, ven ya, hay mucho que hacer y no nos queda casi tiempo. -dijo tan rápido que me costó trabajo entenderla.

-Son las seis, todavía quedan dos horas.

-Deja de quejarte y mueve tu trasero hacia mi casa, como no estés aquí en 10 minutos, publico la foto que te saque mientras dormías, aquella en la que salías con la boca abierta y la baba cayéndote por un lado de la cara. ¿La recuerdas?

-Si si, ya me acuerdo, estoy allí en menos de 10 minutos.

-Mas te vale-Colgó la llamada.

Corriendo y rogándole al señor que a mi loca amiga no se le fuera la pinza aún más y publicara la dichosa foto, cogí mi bolso y las llaves de mi coche y salí pitando hacia casa de mi amiga.

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⏰ Última actualización: Feb 01, 2019 ⏰

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