¡Te Odio! - George Weasley y tu

Capitulo 2: La misteriosa chica

Narra George:

Camine entre la multitud de personas, muchos de estos me señalaban y comenzaban a reírse de mi cabello ahora rosa chillón, ¡Maldita seas Johnson! Esta vez se había pasado, mi cabello es lo más importante (Después de mi familia claro) que tengo en la vida. Si está chica quería jugar sucio pues bien ese juego es para dos. Me encamine a mi sala común, estaba furioso, no quería habar con absolutamente nadie, era increíble lo enojado que estaba y que simplemente me haya retirado, cuando Lee Jordan me llamo creí que era para algo importante, pero no, era solo para poder burlarse de mi cabello en mi cara, ahora además de tener el cabello rosa, me retire de una batalla, mi orgullo no puede estar más por los suelos. Me detuve justo en frente del cuadro de la dama rosa, susurre con enojo el Santo y Seña y la mujer del cuadro me abrió sin reproches la entrada a la sala común de Gryffindor. Me adentre en la sala y me senté en un sillón cercano a la chimenea.

- ¡Hey Weasley! – Me llamo un chico de quinto año, giré mi cuerpo para verlo de frente - ¡Qué lindo tu cabello, combina con tus ojos! – Grito el mismo chico entre carcajadas.

Gruñí por lo bajo, me levante del sillón y me fui a grandes zancadas a mi dormitorio, me recosté en mi cama y cerré mis ojos, la tonta idea de que la voz de Johnson ya la había escuchado antes, intervino en mi mente, “Pero que pensamiento más idiota” Jamás podría haberla conocido en otro lugar sabiendo que ella es transferida de Beauxbatons o al menos eso fue lo que nos dijo la profesora McGonagall, pero… A ella nunca la presentaron en frente de todo el comedor, ella simplemente llego al salón en donde Gryffindor se encontraba, nunca se le coloco el Sombrero Seleccionador enfrente de todos los estudiantes de Hogwarts, eso era algo sospechoso, ya que esa era la tradición, si llegaba alguien de intercambio o transferido, se le colocaba el Sombrero enfrente de todos para que siempre se supiera en todo Hogwarts la casa en la que quedo la persona nueva y quienes serían sus compañeros. Aunque la duda fuera estúpida no me quedaría con ella, Me levante de la cama, tomé un gorro que cubría todo mi cabello y salí en rumbo a la biblioteca, un lugar en el cual, a menos de que fuera obligado, entraba. Abrí la puerta de la biblioteca y me dispuse a buscar entre los registros, verán cada año actualizan un registro, en donde colocan fotos del alumno y alguno que otro dato desde los que son transferidos o de intercambio hasta los que se gradúan en séptimo año. Me fui hasta la letra J y abrí el cajón, comencé a pasar documento tras documento mientras susurraban ese apellido que tanto odiaba. Detuve mis ansiosas manos justo cuando encontré lo que buscaba “Johnson-Stephanie” Saque impaciente el documente, estaba a punto de abrir la carpeta de color gris que se encontraba en mis manos, en cuanto mi hermano Ron me llamo, escondí la carpeta entre mi túnica y coloqué inocentemente las manos juntas de tras de mi espalda y le sonreí a mi hermano menor.

- ¿Si Ron? – Pregunte con un tono muy empalagoso.

- ¿Qué has hecho actualmente George? – Me lanzo una mirada sospechosa – Por cierto linda forma de cubrir tu cabello – Sonrío de manera burlona y se marchó riendo a carcajadas, para tener solo 11 años es realmente irritante. Mire a todas las direcciones y camine con paso relajado, llegue a la Sala Común, aun con los registros de Johnson entre la túnica, me fui directo a mi dormitorio y cerré la puerta con llave, me recargue en la lisa madera de la puerta y me fui deslizando hasta quedar en el frio suelo, saque de mi túnica la carpeta y sonreí victorioso, abrí la carpeta y pase la hoja blanca que siempre estaba al inicio, mi sonrisa de victoria desapareció y fue reemplazada por una mueca de confusión en mi rostro, tome la única fotografía que se encontraba archivada en la carpeta y trate de recordar aquel rostro familiar, me levante del suelo y me lance a la cama, me quede mirando la imagen, ese rostro ya lo había visto antes, era una chica rellenita, con unas gafas de marco negro y frenos en la dentadura, sonreía tímidamente a la cámara mientras apretaba las mangas de su túnica, observe los ojos de aquella chica y abrí exageradamente mi boca.