Me desperté.
Con una ligera queja ya que algo daño mi sueño. Me levanté de la cama para ir a la cocina a tomar un vaso de agua para después volver a dormir.
Pero antes de que diera un paso para abrir la puerta, escuché la voz de una mujer que se me hacía conocida y me dijo:
-No dejes que te escuche.
Ante esto quedé helada, no sabía que decir, no podía moverme y mi respiración se volvía pesada. Reaccioné finalmente y al hacerlo salí de mi habitación para comprobar que nadie se encontraba en la casa, hablándome.
Me dirigí a la puerta, la abrí y traté de encontrar el baño. Cuando por fin lo había encontrado, traté de prender la luz y no funcionó, lo intenté varias veces y al ver que no surtía efecto decidí ir a la cocina para ver si había algún problema con la luz ya que la del baño no funcionaba y la del pasillo tampoco.
En la cocina se encontraba la caja de interruptores de luz, pero con la oscuridad que estaba expandida completamente por toda la casa no alcanzaba a divisar nada.
Traté de volver a mi cuarto para ir por mi celular que me ayudaría a ver mejor por donde iba, así que al llegar me dí cuenta de que la puerta se encontraba cerrada por dentro. Pensé que mi hermano había llegado y estaba jugandome una broma ya que en su trabajo tenía turnos nocturnos así que supuse que llegó a altas horas de la noche, solo para tratar de intranquilizarme.
Y decidí gritar:
-Gerald! Abre la puerta, no estoy de buenas!!
Y la misma voz de mujer que me había hablado hace un rato me respondió.
-No dejes que te vea.
Después sentí un fuerte empujón y caí de espaldas en el suelo, cuando traté de estabilizarme para lograr levantarme de tal golpe, mi mano resbaló con un objeto, era la pelota de juguete que le había dado a Dante, mi perro.
Había recordado que Dante se encontraba en casa así que decidí buscarlo, pero sin antes darme cuenta de que la puerta nunca se abrió, ni siquiera cuando me dieron el fuerte empujón. Asustada salí del pasillo.
Corrí, y así sin intención ninguna encontré la cocina y a Dante, pero al encontrar a Dante escuché que gemía y sollozaba. Traté de levantarlo a pesar de que no alcanzaba a verlo, solo escucharlo, usé mi buen oído para tratar de encontrarlo y al lograrlo lo tomé aunque pesaba demasiado.
Al mover lo y cargarlo cerca de una ventana que se encontraba por la cocina y daba luz, hice que el se sobresaltara.
Me dí cuenta de que Dante tenía la pata ensangrentada, estaba herido. No tenía ni idea de que hacer, y de repente sentí una respiración acelerada por mi hombro.
Horrorizada eché a ver hacia atrás para encontrarme con la simple oscuridad que me rodeaba completamente y otra vez escuché esa voz que decía:
-No dejes que te toque...está aquí..CORRE.
Un grito desgarrador se escuchó después de que la mujer dijera ''Corre'' y en un solo instante sentí un fuerte golpe lateral en mi cabeza que me dejó inconsciente.
-...
Abrí mis ojos haciendo que pudiera ver los rayos de sol que salían de aquella ventana que se encontraba por la cocina de mi casa. Me dí cuenta que estaba encima y embarrada de una sustancia rojiza, era sangre.
No me perturbé para nada, en cambio sentí un gran sentimiento de felicidad que para este momento no me era lejano. A lado de mi se encontraba mi madre, la que nos había abandonado a mi y a mi hermano hace más de un año. En vez de alejarme y correr del horror comencé a reír, escuché un grito desde afuera de la casa, era de un hombre que me llamaba.
Hice caso omiso a su llamado, dándome cuenta de que llevaba un cuchillo ensangrentado en mi mano. Pude divisar a mi perro Dante en una esquina llorando de miedo, mientras me miraba asustado.
No entendía nada pero se sentía realmente bien, me había dado cuenta de que yo la maté a ella pero eso me parecía irrelevante. De repente escuché un fuerte golpe y aparecieron inmediatamente unos hombres con armas y chalecos anti-balas, que me apuntaban.
De un momento a otro apareció uno desarmado que llevaba una bata blanca, me miró y me disparó con una especie de arma que me hizo caer rendida en el suelo.
Ahora me levanto todas las mañanas en una habitación acolcho nada con una especie de camisa alrededor de mi que no me deja tener un movimiento fluido. Me formulan una serie de preguntas todos los días, que desgraciadamente no puedo responder, pero hay una pregunta en especial que si puedo responder.
-¿Por qué la mataste?
-Por que aquella voz paró de perseguirme, tal vez tu seas su nueva presa.
THE END...
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Silence.
HorrorEsta es una historia corta y simple, son de esas historias que te inventas escuchando música en tu auto. Espero que dudas no les quede con lo que leerán.