El Callejon Wall

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El Callejón Wall, uno de los más tenebrosos para mí, siempre evito pasar por ahí, ni siquiera me atrevo a mirarlo, pues al hacerlo se me eriza la piel y los recuerdos de aquel día vuelven.

Tenía 7 años e iba de la mano de Papá, traía un hermoso vestido negro con medias del mismo color, mis zapatos de charol, y un elegante abrigo rojo que mi madre había confeccionado, mi cabello estaba sujeto en una coleta y un enorme moño rojo adornaba mi cabeza, era el día perfecto, Papá había salido temprano del trabajo y decidió llevarnos a la feria, nos divertimos como nunca, nos subimos a la rueda de la fortuna, era genial ver como desde arriba todo parecía pequeño, después subí al carrusel, esta vez fue Mamá quien se encargó de cuidarme mientras Papá andaba por los puestos de juegos de azar tratando de ganar un premio para nosotras, él gano para mí, una hermosa muñeca de trapo y para mamá... bueno a ella le compro rosas.

Se hacía de noche así que decidimos retirarnos, íbamos camino al carro de lo más felices cuando... de la nada uno de los puestos de comida comenzó a incendiarse, el fuego se salió de control encontrando la mina de gas, la cual exploto de forma espantosa provocando caos entre la gente, papá me cargo y tomando a mamá de la mano comenzó a correr, estábamos cerca muy cerca del auto, cuando un hombre empujo a mamá y la hizo caer, en el momento lo odie pero ahora entiendo que fue un accidente él solio corría por su vida al igual que nosotros, papá me bajo para ayudar a mamá, mientras lo hacía, observe alrededor, la feria ardía en llamas, las personas chocaban unas con otras, me asuste y abrace mi muñeca.

No entendía como un día perfecto se había convertido en esto. De pronto escuche la voz de papá diciendo: -¡Darcy! No te alejes-

-¿Y Mamá?- pregunte

-Aquí estoy pequeña- me respondió

-Vámonos de aquí- dijo papá, Mamá y yo le seguimos, esta vez tuve que caminar de la mano de mamá, en mi otra mano llevaba la muñeca, dentro de poco todo acabaría, o al menos eso pensé, esta vez fue a mí a quien empujaron, mi muñeca salió volando.

-¡Mi muñeca!-grite

-¿Darcy estas bien?- pregunto mi madre

-Sí, pero...-

-¡Helen! ¡Darcy! ¿Dónde están?- grito papá

-¡Richard! Por aquí-

-Mamá, mi muñeca se perdió-

-Descuida cariño, luego te compraremos otra-

-P-pero- en ese instante papá nos encontró, me sentí feliz por ello, pero también deseaba encontrar mi muñeca, mire al piso en todas las direcciones tratando de hallarla, entonces la vi, no estaba muy lejos de donde nos encontrábamos, entonces sin pensarlo dos veces fui por ella, ya estaba cerca, estire la mano para tomarla pero entonces las personas que seguían corriendo comenzaron a patearla.

-¡No!- grite –No lo hagan- pero nadie escucho, mire como mi muñeca era pateada de un lado a otro, creí imposible recuperarla, pues cada vez que estaba cerca de alcanzarla era movida de lugar, iba a rendirme y volver, cuando de pronto vi a un extraño levantar la muñeca lentamente, vestía todo de negro, su cara era blanca como la nieve, él me miro directo a los ojos, y sonriendo entro en aquel callejón.

Debí regresar con mis padres y olvidarme de aquella muñeca, pero...solo era una niña de siete años que pensaba que lo hacia valía la pena, así que entre en el callejón, estaba oscuro, sin embargo logre divisar la silueta del aquel hombre.

-¿Disculpe Señor? Esa es mi muñeca- dije asustada, él se detuvo y giro hacia mi

-Pero que niña tan imprudente, ¿en verdad es tan importante esta muñeca para ti?-

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