Capítulo 9

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Después de tres días intentando evadir a Sirius y peleándome con James por eso, Remus los hizo conscientes a ambos y llegamos al acuerdo de ser "sólo amigos" entre todos los merodeadores.

James ni siquiera estaba interesado en mí, a Peter casi nunca le hablaba y por suerte Remus lo había entendido. Lo único que esperaba era que Sirius de verdad cumpliera con su parte y se dejara de molestar.


Era la noche del sábado y recién salíamos de la quinta reunión del club de lectura. Fui charlando con mi madre hasta el gran comedor.

Adoraba estas reuniones ya que eran el mejor momento de mujer a mujer que podía tener con ella, aunque obviamente estaban sus odiosas amigas. No sé qué les pasaba, pero creo que me tenían envidia nada más.

¿Envidia? Sí, envidia. Sé que esa es una palabra bastante fuerte pero estaba segura que era la descripción perfecta de lo que sentían contra mí.

¿Por qué eran así? Que malas... si la pobre Isadora es tan buenita.

Sí, muy buenita, pero les estaba "robando" a su amiga Samantha. Y eso no les gustaba para nada. Intenté planteárselo alguna que otra vez a mi madre para que hiciera algo al respecto, pero luego recapacité y creí que no sería buena idea. Tal vez eso empeoraría todo y jamás me lo perdonaría. Ella debía tener otras amigas además que yo para que cuando me volviera a mi época no se quedara sola. 

La única que no se comportaba raro conmigo era una chica llamada Joanne Abbott, aunque no manteníamos mucha platica entre nos.


Me despedí de todas ellas y me dirigí a mi mesa para disfrutar de la cena. Ocupé lugar entre George y James, enfrente de los otros tres merodeadores restantes. Todos estaban con las manos cruzadas apoyadas sobre la mesa y ya habían terminado de comer, cosa que me pareció bastante raro. Pero no le di importancia. Al igual que a ninguno de los cinco les importó cuando los saludé sonriendo.

— Come rápido Dickens —murmuró James a mi lado.

— ¿Por qué? No tengo prisa —dije sirviéndome un pedazo de tarta de algo. No sabía que era pero tenía buena pinta.

— Tú no, pero nosotros si —agregó Sirius.

— ¿Y qué con eso? ¿Me tienen que esperar a mí como si fuera una nena de dos años? —agregué sirviéndome jugo de calabaza.

— No, pero si no te apuras te sacaremos a los gritos pelados del comedor sin que puedas comer nada —dijo Peter sonriendo. Lo miré asustada mientras colocaba lentamente la jarra de jugo en la mesa otra vez.

— Oye Peter, esa parte mejor la omitimos —sugirió Remus— llamaremos mucho la atención y eso es lo que menos queremos esta noche.

— Exacto lunático —murmuró Sirius sonriendo con picardía.

Una Black de ojos violetas ➳ (George Weasley)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora