Era una noche lluviosa de invierno
a la luz de una fogata
seis amigos, tres de ellos con corbata,
y ellas tres, lindas prendas a su cuerpo rebosaban,
reflejando la hermosura que los años van forjando,
¡era una fecha especial!
seis años han pasado, reuniendo aquellos corazones
contando sus vivencias ante habidos testigos, los restantes amigos.
Se encontraban sentados al rededor de una mesa
madera tallada en caoba, enalteciendo la grandeza
de aquella gran reunión,
había vino, velas, música, y al centro de la mesa
un gran banquete, el platillo principal, espagueti a la boloñesa.
En aquella reunión se escuchaban voces, risas, susurros al oído
todos ellos con una sola noción, un mismo objetivo
contar a los presentes, sus amigos, la emoción de sus vivencias
las risas, los llantos, las sorpresas, ¡la experiencia que la vida va dejando!.
En aquel ambiente brotaba una chispa de alegría entre los presentes,
solo había uno, su rostro refleja la tristeza que a la vida le acoge,
pareciera que los ecos de las risas
su cabeza atravesarán como rápidas flechas
cortando el aire en medio del silencio de la noche.
Una voz surgió de pronto
interrumpiendo las risas, y los cantos de aquellos seis amigos
Sandra, la mas delgada de ellos seis dijo:
¡pido un momento de silencio!
el reloj marca la ocho, llego la hora del festejo,
el turno es de Jazmín, alza tu copa y dinos
lo que la vida te trajo.
¡Amigos!, chispas insaciables que la vida me dio
luceros que me alumbran en la oscuridad de la noche mía.
triunfos, fracasos, piedras del camino que la vida me puso
mas cuando el camino piedras pone a tu paso,
olvidar nunca debes que por cada tropiezo hay un nuevo comienzo que comienza de golpazo
Amores que la vida me trajo,
¡con un carajo!
cinco de ellos y como todo, ¡se me fue!
uno a uno descubrí que no eran para mi
el tiempo ha pasado y yo sigo esperando.
¡Bravo! dijo Sandra...
ahora es el turno de Otokani
alza tu copa y dinos lo que la vida te azota.