P R Ó L O G O

67 5 0
                                    

Tomaba mi maleta, dispuesta a abandonar el lugar que más daño me causaba

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Tomaba mi maleta, dispuesta a abandonar el lugar que más daño me causaba. Verlo ahí hincado, pidiendo que no me fuera, que lo perdonará. Hacía que mi corazón se rompiera aún más en pedazos. ¿Cómo es que de un momento a otro se jode todo?, no negare el hecho de no amarlo. Pero mi orgullo era demasiado grande como para perdonarlo, e iniciar de cero cómo que si nada hubiese pasado.

Lo conocí de una manera bastante extraña y diferente. No era algo cliché como en todas los cuentos ocurren. Literalmente, nos conocimos por medio de nuestros sueños, ¿extraño no?. Ya nos conocíamos uno al otro, de pies a cabeza, sabíamos cualquier cosa absurda de alguno de los dos. Había sido tan real, pero desgraciadamente solo era un sueño. Hasta que nos encontramos en un museo que estaba en la ciudad. Era como revivir el sueño, pero ahora en carne propia. No dudamos en reaccionar, y nos mirábamos fijamente, inspeccionando el rostro mutuamente. Sonreímos, y bastó para darnos el beso tan añorado. ¡Simplemente ya nos conocíamos!

Pero no tengo idea de cómo algo tan hermoso, terminará en algo decepcionante. Hiriente.

«Me encontraba eligiendo con mi madre, un par de joyas para el día de mi boda, estaba tan entusiasmada, de poder estár completamente unida a él amor de mi vida. Mi madre estaba tan concentrada tratando de convencerme que una de esas cadenas de oro estaban hermosas. Pero no podía poner atención, sentía un dolor de pecho, con unas ganas de llorar. De alguna u otra forma me dio la extraña sensación de que alguien me miraba, cuando me di la vuelta. Solté un sollozo. Y ahí estaba él, mi futuro esposo, tomando de la mano a mi mejor amiga. Ella solo me miro burlona, y lo beso. Lo qué el aceptó muy gustosamente, podría jurar que se la comería entera.

No podía más con eso, y no sería capaz de hacer una escena frente a todos. Mire mi mano, y quite con rabia el anillo.

—No tengo por qué tener esto, después de todo— se estremeció al oírme. Escuché como tragaba saliva pesadamente. Volteo y me miro a los ojos.— Toma, no quiero nada de ti, y quédate tranquilo, que en un rato, saco mis pertenencias de TÚ casa— hice énfasis en "tú", había hecho muchos ahorros para poder tener esa casa. Que habíamos deseado por tanto tiempo. Pensando cómo sería nuestra vida "perfecta" de casados.

Solamente, él no articulaba ninguna palabra, estaba totalmente estático. Tomé su mano, y no puedo negarlo, siempre que estaba cerca de él, me ponía totalmente nerviosa, se me aceleraba mi pulso. Abrí sus dedos y coloqué el anillo, que dos meses antes, me había colocado.

Me di la vuelta sin más, mi mamá me miraba con el ceño fruncido. Sabía  que quería llorar, pero intentaba ser la fuerte delante de mí, para de igual manera yo estarlo.

Salimos de aquel lugar, y subimos a mi auto. Y ahí fue donde ya no pude más, mis lágrimas ya no podían estar oprimidas. Solté un sollozo, y estas comenzaron a brotar. Sujetaba el volante con gran fuerza. Tratando de liberar toda esa tensión y coraje que cargaba.

—Llora hija, tu llora, por favor desahógate, que te hará daño si no lo haces— mi mamá sobaba mi espalda.

Pasaron 15 minutos, o más. Y ya me había tranquilizado un poco.

— ¿Puedo volver a casa mami?— pregunté con un hilo de voz.

—Cariño, eso no se pregunta, siempre serás mi niña, y prefiero que estés ahí, que con ese patán, no merece tus lágrimas.

Seque mis lágrimas con mi muñeca.— No sé qué me duele más, si mi mejor amiga la que me ha traicionado, y burlado en mi cara, y que la conozco desde que tenemos 5 años. O el hecho de que el dueño de mis sueños, me haya engañado de la manera más cruel, y más aún que sabía cómo era mi amistad con ella. Ahora entiendo todo; las llegadas tardes, la indiferencia conmigo, y las veces que ella me cancelaba alguna salida que quisiera hacer— chasquee la lengua— qué bien guardado se lo tenían— reí amargamente.

Mi madre solo me miraba con tristeza. No sabía que decirme. No la culpo, yo nunca le había comentado esos detalles. Pero sabía por dentro, que ella estaba con unas ganas enormes de gritarle a Uriel.»

Me agache a su altura

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Me agache a su altura. Tomé su mentón y observe cómo sus mejillas estaban totalmente rojas, acompañada de su nariz. Las lágrimas no las podía controlar. Se me apachurro mi corazón. Qué podría en cualquier momento perdonarlo, y abrazarlo con todas mis fuerzas. Pero me falló, y jugó de la peor manera.

Lo obligue a que me mirara a los ojos.

— ¿Te divertiste jugando conmigo? ¿Qué se siente que una estúpida como yo, se haya creído todas tus mentiras? —Reí— oh no, no, no espera, aún mejor. ¿Qué se siente haber arruinado mi vida? Ojalá nunca hayas estado en mis putos sueños. Mira como estoy pagando por solo creer en eso en sueños.— él solo comenzaba a sollozar aún más fuerte. Y yo cada vez me ponía más débil.

Quite mi mano con brusquedad.

—Te amo, por favor no me dejes— susurró.

Le di la espalda, y salí de ahí. Dejando a él amor de mi vida, y a mi corazón roto.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
TE VASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora