• Capítulo 3•

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Prometer y cumplir.

Capítulo 3.

Sebastián, ese es el nombre del chico que ha venido a la habitación y que ahora se encuentra sobre el borde de la cama, mirando hacia la ventana sin decir nada, sumido en sus pensamientos totalmente alejado de la realidad.

Observo su rostro, sus facciones, es atractivo, algo en él me indica confianza, la manera en la que entró y me habló irradió eso.
Su semblante serio mientras mira hacia el frente, sus ojos que brillan perdidos en algún punto. Quiero acercarme y preguntarle en qué piensa, pero no lo hago, por miedo.

- No puedes decirme que no has visto nada.

Es lo único que he estado repitiendo todo este tiempo.
Sí he visto, hasta saqué fotos.
Decirlo, me costaría la vida.

Suspiro pesadamente.

Debo buscar la forma que me lo crea, es el único que aún no lo ha hecho y dudo que lo haga.

- Te lo he dicho ya, Sebastián. No he visto nada, ni si quiera sé por qué me han traído hasta aquí.

Aparta la vista de la ventana para observarme atentamente, buscando un gesto que me delate pero soy una buena mentirosa, me he metido en tantos problemas ya que se me hace fácil en la hora de mentir. No miento tanto, pero la hora en la que debo hacerlo, no tengo otra opción, ¿O si?
Me replanteo la idea de decir que sé todo, que he tomado fotos, que los espié y que en mi mente se encuentra cada una de las cosas que hacían y decían. Me abstengo a hablar, debería, pero no lo hago.

- Si me dices la verdad yo podría ayudarte.

Trago saliva.

Es una muy buena opción, ¿Pero quién me asegura que no lo han mandado para sacarme información y al enterarse que lo sé todo él me mataría así sin más? Como si mi vida no importara para ellos. De hecho, no les importa.

- No he hecho nada malo.

Es todo lo que digo, le estoy diciendo indirectamente que toda la verdad la llevo conmigo, si es inteligente lo sabrá.

Mis manos comienzan a temblar cuando lo veo mirar hacia arriba con una sonrisa. Cuando se levanta de la cama yo dejo de respirar. No viene hasta mi, se desplaza hacia la puerta, su caminar irradia confianza. Pone seguro y vuelve hasta donde estoy. Parado frente a mi comienza a estudiarme. No puedo dejar de tragar saliva ni de sudar por las manos. Intento controlar mi respiración para que no pueda notar lo nerviosa que estoy. Pero la sonrisa que lleva en el rostro me hace confirmar que lo ha entendido, ha captado mi indirecta y ahora no puedo estar más que arrepentida.

Debía haber cerrado la boca.

- No te preocupes, te ayudaré.

Lo miro atónita. No puedo entender por qué él quiere ayudarme, ¿Es una jodida broma? ¿Por qué alguien como él quisiera ayudarme a escapar? Eso lo metería en problemas.

Tal vez, ha hecho algo en el pasado y estaba tan arrepentido que ésta sería la forma de perdonarse a él mismo. O de seguro cree que ayudándome con esto, no lo incriminaría.

Yo lo haría igual.

-¿Qué es lo que tramas?

No se confundan, estoy temblando del miedo, aún así no me rendiré a la hora de denunciarlo a las autoridades.
Tengo en claro que aunque mi vida está corriendo riegos, no debo dejar que el miedo me domine.

Me he metido en varios problemas, pero no tan grande como esto. Así que esta vez tendré que actuar con mucha más cautela.

Te preguntarás, ¿Qué hacía una niña de 16 años a esas horas de la noche, sola y en una calle muy peligrosa?
Me gusta tomar fotografías de noche. En una de esas sesiones los había visto, seguido he investigado por un tiempo hasta estar cien por ciento segura que todas las advertencias sobre lo que ocurría allí eran ciertas. Nunca me habían visto, así que me tomé la libertad de tomarles fotos ese día, lo había estado planeando, me escondería en el yuyal y de ahí comenzarían las sesiones de fotos, ya que de ahí podría tener mejores ángulos y unas fotos impresionantes. Después las entregaría a la policía del Brasil porque dudo que los policías de mi barrio tomaran en cuenta esta denuncia. De hecho, hasta creo que tienen algún tipo de trato con estos.
Así que no, los policías de aquí estaban totalmente descartados para aquella misión. Había hablado con un policía y preguntado la cuestión. Tomarían cartas en el asunto si tenía pruebas. Además pude darme cuenta que algunos eran brasileños, entonces esto también les involucraba.

Todo estaba totalmente planeado, bien estructurado, la hora, fecha, lugar. Todo.
No conté con que mi cámara se quedaría sin batería, ¡Estaba llena y de pronto solamente se agotó! Así que emitió un fuerte ruido y ya todo pasó muy rápido después.

Y así que ahora aquí estaba yo, con un plan frustrado e implorando a Diosito para que me salve de esto.

¿Me dejas darte un consejo?
No te metas en lo que no te importa. Pero si por alguna extraña razón ves algo ilegal, averígualo, embriágate de ello y resuélvelo. Es el destino que quiere que lo repares. No dudes, hazlo.





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