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𝕹𝖚𝖒𝖊𝖗𝖔 𝖚𝖓𝖔 ➳ 𝓖𝓸𝓸𝓭𝓫𝔂𝓮

Todo pasaba rápido y lento a la vez, aquella sensación tan peligrosa y placentera recorría mis venas; se hacía llamar adrenalina.
El estruendo de las balas siendo disparadas hacia un objetivo, la sangre y el olor a pólvora se hacían presentes en aquella escena.

Todo aquello de lo que alguna vez huí, había vuelto y todo por culpa de Morgan, Arthur Morgan.

Aquel tren cargado de dinero era nuestra opción para largarnos lejos, muy lejos de este país corrupto y lleno de escoria. Llevaba unos nueve meses con esta banda, gracias a Arthur Morgan. Y es que, por su culpa, ahora mismo me encontraba aquí. Ellos querían que me fuera lejos de la banda, que yo aún tenía una oportunidad aquí, pero me negué.

¡Pero, _______, aún eres libre! Puedes explorar todas estas tierras, todas estas ciudades, tú aún tienes una oportunidad. A ti no te repudian, no te buscan. Haznos caso y vete lejos de aquí.—Me dijo Arthur bajo la luz de la luna y bajo el sonido de las cascadas que habían cerca del lugar.

No os pienso abandonar, hace años era la primera en ir de banda en banda y de disfrutar el sonido de las armas cargando y disparando y no pienso volver a perder la oportunidad de hacer lo que más amo en este mundo: matar.—Dije mirando sus ojos azulados. Y, es que matar no era la única opción por la cuál decidí quedarme; él era la razón principal, pues lo amaba con todas mis fuerzas. Su valentía, su forma de matar y de intimidar lo hacían un Dios a mi vista.

—¡_______, cuidado!—Reaccioné y me cubrí, una bala rozó mi cabeza. Se escuchó un disparo y un cuerpo cayendo a las vías del tren.—¿Se puede saber qué estabas haciendo? ¡Casi te pierdo, joder!—Exclamó Arthur mientras sacudía mis hombros.

—Me ha dado un lapsus mental, eso es todo.—Dije levantándome y continuando el camino hacia el vagón con todo el dinero.

Escuché las botas de Arthur justo detrás de mí y sentí como su mano agarraba mi muñeca. Me giré y le miré a esos preciosos ojos que hacían del latir de mi corazón una locura.

—¿Qué te pasa? Estos últimos días has estado distante, pensativa y apenas me diriges la palabra. ¿He hecho algo mal, ______?—Sus palabras me sorprendieron.

—Todos estamos haciendo algo mal, Arthur, pero ahora no es el momento de hablarlo. Tenemos un tren que atracar para poder largarnos de aquí para siempre.—Dije mientras acariciaba la mano que tenía agarrada mi muñeca.

—Después hablaremos...—Dijo mientras soltaba lentamente mi muñeca y seguimos avanzando.

Robamos el tren con éxito y volvimos hacia el campamento mediante gritos de alegría.
Bueno, mejor dicho, volvieron.

Arthur y yo estábamos callados, parecía no importar la pérdida de John Marston.

—Dutch parece ser la marioneta de Micah.—Le comenté a Arthur.

—Sí, lo sé. Pero eso ahora me importa un bledo, tengo mi parte y me pienso ir antes de que esto se ponga aún peor.—Habló bajo.—Y pienso irme contigo, _______, porque eres la única que no ha perdido la cabeza aquí.—Me sonrojé e iba a contestar, pero Tilly apareció junto a Jack.

—¡Se llevaron a Abigail!—Exclamó la joven.

—¿Quiénes?—Preguntó el líder de la banda, o al menos lo que aparentaba ser.

—Los Pinkerton. ¡Dutch haz algo, por favor!—Suplicó la morena, con lágrimas en los ojos. Arthur y yo avanzamos hacia la escena.

Las hojas de los árboles se movían suavemente,los tenues rayos de sol las atravesaban. Lo único que se escuchaba era el sonido de éstas moviéndose al son del viento.

One-Shot's [Arthur Morgan y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora