Confidente

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By Donald

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By Donald.

Sangre. Goteando incesante, pesada; escuchaba su sonido al caer como si estuviera amplificado al docientos porciento. Aterrado, no podía hacer nada para que se detuviera, nunca había podido hacer nada por nadie, ni por sí mismo. Todo se lo dieron en bandeja de plata. Una buena educación, un empleo en la empresa de su tío, la que después sería su novia le fue presentada por su madre, no tuvo amor de sus padres pero tuvo muchas niñeras y muchos juguetes. Todo le fue dado, no se esforzó por nada y por lo tanto no sabía hacer nada. No podía hacer que la sangre dejara de brotar de cuerpos muertos y eso lo hacia sentirse inútil. No quería admitir que estaba asustado pero lo estaba y tenía el llanto atorado en su pecho esperando el momento en el que sus piernas también flaquearan y pudiera soltarlo todo. No iba a hacerlo. Preferiría estar muerto antes de admitir ante esos salvajes que su mundo hacia que se le congelaran los huesos.

Era incapaz de hacer que la sangre parara, pero ellos…ellos controlaban su flujo a su antojo.

Tenia miedo de que el siguiente fuera él mismo.

Tenía la camiseta pegada a la piel debido al sudor frío y sentía como si su corazón en cualquier momento fuera a salir disparado de su caja torácica. Quería fingir que lo que Daffy le había dicho no le había afectado para nada y pudo haber engañado a los demas, pero no a si mismo. De verdad que no lo entendía, Donald nunca había hecho nada malo en su vida y sin embargo ese maldito negro idiota lo había hecho sentir culpable de su mera existencia, como si su vida desde un inicio fuera un error, mientras que ellos, Daffy y Francisco, tras haber abatido a dos personas a tiros, andaban tranquilos sin que nada les perturbara. Como si aquello fuera tan normal como salir a pasear a un parque. Tenía envidia al mismo tiempo que temia qué tal indiferencia a la vida humana fuera contagiosa; que algo así fuera cosa de todos los días en este nuevo mundo.

Y Bugs…Dios, la imagen de su navaja abriendo la tierna carne del cuello de alguien se reproducía en su mente con tanta claridad como una película. Cada vez que cerraba los ojos podía verlo.

Lo peor era que todo ese caos había sido por Donald. De no ser por ellos el único que estaría lleno de sangre goteante sería él pero no quería estar agradecido.

La resignación lo estaba matando, manteniendo una opresión en su garganta como si hubiera tragado una enorme píldora sin agua. Se había acostumbrado a no rechistar y a confirmarse, sacando a relucir su volátil carácter solo cuando la ocasión de verdad lo ameritaba, pero solía quedarse callado y acataba cada orden que le daban, ya fueran sus padres, su tío e incluso su hermana. Estaba acostumbrado a que le pasarán por encima, sin embargo, con estos cuatro imbéciles la cosa era más difícil, era más pesado y asfixiante.

Se suponía que Donald era mejor que ellos, que tenía valores éticos, moral y educación, pero eso importaba una mierda considerando que estaba prácticamente a su merced. Eran ellos quienes estaban ayudándole a él, no al revés. Cuando quisieran podían entregarlo y tal vez ganar una pasta por ello. Tenía que hacer que creyeran que lo necesitaban, que era primordial para darles algo a ganar. Tenía que hacerse cercano a ellos. En el fondo eso era lo que más le desagradaba.

Los Indeseables ♠PanJosé/Baffy♣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora