¿Quién soy?

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  Tengo catorce años, recién cumplidos en Agosto. Y es tan emocionante el hecho de que solo faltan meses para mis quince. Me emociona en muchos sentidos, en primer lugar porque veré reunida a toda mi familia celebrando conmigo, segundo, porque será una fiesta increíble, tanto así que mis padres empezaron a reunir algo de dinero para que sea inolvidable.Falta un mes para empezar a estudiar nuevamente. Iniciaré mi tercer año en la secundaria. Muy ansiosa porque cursare materias nuevas, temas nuevos, y tal vez conoceré a personas nuevas.Vivo en una pequeña ciudad de Venezuela. Si, Venezuela. 

 Es algo extraño escuchar el nombre de mi país y no pensar en "sufrimientos, política o incluso hambre", pero la verdad es que Venezuela significa mucho mas que eso, es "belleza, diversión y creatividad". 

 Por ejemplo, hace un año, en casa no teníamos absolutamente nada que comer, solamente agua tibia del refrigerador casi inservible. Sin embargo, mi vecino plantó unas semillas de plátano que hacía unos meses tenia frutos, así que le pedimos que nos regalara unos tres, para mi padre, mi madre y yo. Pero ya los habían preparado en el almuerzo. 

 -Solo tenemos las cascaras... 

 Aun así, mi madre se las pidió. E increíblemente con eso nos hizo comida, era algo con sabor a carne y muy delicioso. Almorzamos con eso por varios días. Esto desarrolló una increíble creatividad en nosotros tres, a tal punto que con cualquier cosa éramos capaces de sacar algo comestible y delicioso. 

 Antes de que la situación en mi país empeorara, teníamos muchas cosas, o las necesarias, para vivir tranquilos; casa, carro, trabajo y estudios. No podíamos pedir mas, fuimos pertenecientes a la clase obrera media. Mi padre, trabajador en una prestigiosa empresa y mi madre una docente muy bien estudiada. Hace un par de años, papá llega a casa muy desanimado, cosa extraña ya que es una persona bastante alegre.

 -Me han despedido del trabajo... 

-¿Porque? -Pregunta mi madre muy alterada y preocupada a su vez.  

-Solo nos dijeron que debían reducir el personal. No tienen suficiente dinero para pagarnos los sueldos. 

 Unos meses después, la empresa cerró y se fue del país.Papá desde ese entonces, se fue al campo, específicamente en Yaracuy. Donde había comprado una finca muy espaciosa en tiempo pasado. Mi madre y yo quedamos solas en casa mientras yo estudiaba y ella trabajaba medio turno. Veíamos a mi padre los fines de semana.Hace poquitos meses, tal vez dos, acompañé a mi madre a la escuela, donde trabajaba. 

Sin embargo el auto se había averiado y el sueldo no era suficiente como para repararlo. Por lo que decidimos ir en bus. 

 -Alístate ya, porque llegaremos tarde... -Dijo mamá mientras encendía la luz de mi habitación y arrancaba las sábanas de mi cuerpo. 

 Eran al rededor de las cinco de la mañana, y salimos de casa a las seis. Nos dedicamos a esperar un bus en la parada. 

 -Mamá... ¿Que hora es? -Pregunté angustiada, el sol quemaba mis brazos, la temperatura de casi treinta grados no era agradable, mucho menos estando de pie y con una fila de casi cincuenta y dos personas detrás. 

-Son un cuarto pasadas las ocho.

-¿Llevamos dos horas esperando? 

-Si. Te dije que saliéramos temprano.  

La cabeza me dolía, al igual que los pies, tenía sed y me encontraba muy sofocada. Nunca había esperado tanto por un bus. Diariamente mi padre me llevaba hasta el instituto, y de no poder, cualquier otro amigo me hacía el favor. 


 -¡VIENE UN AUTOBÚS! -Grito un joven cercano a nosotros. 

 Esto provocó algo que nunca había visto. Todas las personas que estaban detrás de nosotros, corrieron agresivamente hacia donde venia el bus. Mi madre me tomó fuertemente de la mano y corrió como todos lo hacían, detrás del transporte público. Una señora bastante mayor fue golpeada, otro señor empujó a un niña y esta cayó, otro intento empujarme pero mi madre lo empujó mucho mas fuerte a el, las personas gritaban "HAGAN LA FILA" a todas las demás que intentaban subir. Luego de esa odisea, subimos al medio lleno bus. 

No encontramos asientos vacíos, a pesar de llevar casi dos horas y media esperando. Cuando por fin se llenó, de tal forma que quedé bastante incómoda colocando mi pie izquierdo entre ambos de mi madre y el derecho de puntilla para no pisar a un señor. Sujetándome de la cartera de mamá, anduvimos durante media hora más de camino. A pesar de eso, todo no fue malo. Hubo un momento que el chofer frenó bruscamente por un bache en la carretera de asfalto, provocando que dos señoras cayeran al suelo y en su intento de no hacerlo, se sujetaron de la falda de otra, provocando que se le bajara. Esto hizo que todos, incluso las tres mujeres, riéramos fuertemente.


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